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Henri Cartier-Bresson en La Usina del Arte. Buenos Aires

Publicado: 27-03-2017
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Por: Ricardo Palmadessa

Buenos Aires, Argentina
http://www.ricardopalmadessa.com.ar
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Henri Cartier-Bresson en La Usina del Arte. Buenos Aires

Hace unos meses, recomendé aquí una muestra que no pude visitar: Vivian Maier en Barcelona (www.fotocolectania.es) Espero que los fotorevisteros catalanes la hayan disfrutado, como ahora podremos hacerlo en Buenos Aires (16 de marzo al 11 de junio en FoLa).

Siguiendo esa linea, esta vez recomiendo no perderse la muestra Henri Cartier-Bresson, Fotógrafo (si no la vieron, tienen tiempo hasta el 2 de abril en La Usina del Arte, Buenos Aires) Por motivos parecidos tampoco podré verla, pero no dudo de que valdrá la pena visitarla y disfrutar de esta selección de 133 obras, curada por la Fundación Cartier-Bresson junto con la Agencia Magnum Photos (de la que HCB fue co-fundador), compuesta por muchas de sus grandes fotos de diferentes épocas.

A Cartier-Bresson no le importaba demasiado mostrar su trabajo, lo hacía porque era su medio de vida, pero no intervenía en la curaduría ni en la producción y montaje de sus muestras. Sólo las recorría antes de la inauguración, revisando y corrigiendo algo, cambiando de lugar alguna foto. Lo que él disfrutaba, lo que le apasionaba, era fotografiar.

En sus viajes alrededor del mundo, tomaba las fotografías y enviaba los rollos a Magnum para que se ocuparan del revelado, selección y publicación de las imágenes. Estuvo trabajando tres años en China, Birmania, India, y otros paìses de Oriente, sin ver ni una de sus fotos, antes de descubrirlas publicadas en las revistas.
Pero a los amantes de la fotografía, poder ver esas fotos impresas, nos posibilita intentar descubrir el por qué de la importancia de su obra.

En esta época de fuerte tendencia hacia la producción de fotografías efectistas, que buscan el impacto visual por sobre el contenido, alejándose de la esencia de la fotografía que es, a mi entender, contar mediante imágenes una visión propia del mundo y de su gente, tener la posibilidad de ver las fotos del gran cronista visual del siglo veinte, es una oportunidad para disfrutar de la fotografía en estado puro, producida por esa dupla imbatible: el fotógrafo y su cámara.

¿Cuál fue el aporte de Cartier-Bresson a la fotografía?
En términos estrictamente fotográficos, HCB desarrolló como pocos el lenguaje moderno de la fotografía. Como un pintor o un dibujante (que lo era, además) manejaba la materia a su disposición para la composición de las imágenes: el rectángulo del visor de su Leica era el lienzo sobre el que distribuía armónicamente los objetos presentes en el espacio frente a su cámara, desplazándose hacia uno y otro lado, flexionando las rodillas o poniéndose en puntas de pie, buscando el punto justo en el que todo se ordena, esperando el momento preciso para apretar el disparador y congelar el cuadro.

Todo se ve claro y nítido en las fotos de Cartier-Bresson, con largas profundidades de campo y pocos contrastes, con la clara intención de mostrar en foco y visibles todos los elementos presentes en la escena. Prefería fotografiar las escenas en días nublados, por la homogeneidad de la luz, y llevaba su cámara con los valores de diafragma, velocidad y distancia previamente ajustados, para centrar su atención en la acción que se desarrollaba frente a su objetivo.

“Cuando me paseo con mi Leica, la llevo siempre ajustada entre f/11 y f/8, a 1/100 de segundo. Es una buena media, una aproximación. En cuanto a la distancia, la ajusto a unos tres metros. Porque nunca sabes cuándo vas a ver una foto y tienes que estar preparado para los imprevistos. De este modo, la profundidad de campo será suficiente para captarlo casi todo en buenas condiciones de luz. Y, como mínimo, estoy más o menos preparado”1

En cuanto al contenido, su interés era claramente el ser humano, su forma de vida, su belleza y sus miserias.
“El hombre y su vida, tan breve, tan frágil, tan amenazada. Grandes artistas de inmenso talento como mi amigo Weston, o Paul Strand, o Ansel Adams, prefieren centrarse en el elemento natural, geológico, el paisaje, Yo me ocupo casi en exclusiva del hombre. Acudo a lo más urgente: los paisajes tienen toda la eternidad para ellos”

Entonces el resultado es un testimonio visual de su visión del mundo y su gente, mostrada según las reglas de composición que llevaba incorporadas desde su formación plástica. “Poner en una misma línea el ojo, la cabeza y el corazón”, solía decir. El ojo descubre la geometría de las cosas, la cabeza piensa, analiza la realidad, y el corazón maneja la intuición que nos dice cuándo apretar el disparador. “Creo que no se pueden hacer buenas fotos teniendo una meta muy precisa en mente. La estilización, por ejemplo, es el triste resultado de una aproximación sistemática a la composición, en lugar de la intuición. El único arte verdadero reside en la humanidad de tu reflexión, en la mirada y en la coincidencia de encontrarte en determinado lugar y determinado momento y no en tu manera de componer”

Es innegable que su obra contribuyó a que la fotografía creciera en consideración dentro del mundo del arte, a pesar de su propias ideas al respecto. Preguntado acerca de la contraposición entre fotografía artística y documental, respondía: “Para mi no significa nada. Considero que las fotografías existen para ser tomadas y reproducidas para las masas, no para los coleccionistas. Esta posibilidad de reproducción forma parte de la fuerza y el valor de la ciencia de la fotografía. (...) Lo malo de tantas fotografías de salón, de tantas fotografías artísticas, es que a menudo lo único que poseen es una bella forma, pero tan vacía, tan hueca”.

Al respecto solía decir que el fotógrafo debería evitar la tentación de hacer arte. ¿Por qué fotografiaba entonces? “Además de los aspectos plásticos ligados a mi interés por la pintura, la fotografía es para mí una manera de llevar un diario. Llevo un diario fotográfico de lo que hago y puedo tomar fotografías en cualquier momento. Me limito a ser testigo de las cosas que atraen a mi ojo (…) Si doy con una historia, me entusiasmo con ella y me basta con registrar eso de lo que soy testigo. A veces me preguntan: ¿cuál de sus fotos le gusta más? Eso no me interesa. Me interesan mi próxima foto o el próximo sitio al que iré...Los éxitos pasados no cuentan para nada y todo debe ser replanteado de nuevo. Solo así mantienes una mirada fresca sobre el propio trabajo”.

Ese desapego sobre su propia obra, pero consciente de la necesidad de reproducirla masivamente, esa mirada despojada tan alejada de la imagen que se suele tener del artista consagrado e inflamado de ego, junto al certero e inclaudicable rumbo dado a su trabajo, guiado por su sensibilidad altamente humanista, son quizás los nobles valores en los que se cimentó su obra. Creo que es insuficiente y reduccionista referirnos a Cartier-Bresson como el genio de la composición y el inventor del momento decisivo. Sus fotos, mucho más que juegos formales, son fruto de la profunda consciencia humana de un hombre riguroso en su trabajo y comprometido con el mundo que lo rodea.
Quizás sólo por eso valga la pena visitar esta muestra, e intentar acercarse a su obra.

 

1 Entre comillas, extractos del libro Ver es un todo. Entrevistas y conversaciones 1951-1998 . HCB (GG-2014)

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