Parte III: Laboratorio. Consideraciones generales. Positivado: copias por contacto y puerta abierta para distintas experiencias estenopeicas.
¡Caramba, qué emoción!, recibí varios mail de estenopeicos amigos de todas partes del mundo, me han escrito de Venezuela, de Inglaterra, de Canadá, Chile, Uruguay, Bolivia, México, España, qué se yo; Paraguay, Colombia, no sé, de todas partes, y también recibí entusiasmos varios de San Martín de Los Andes, El Bolsón, Maipú, Esquel, Ushuaia, El Maitén, Trelew, San Francisco del Monte de Oro, San Rafael, Puerto Madryn, Río Gallegos, Rojas, Tandil, y qué sé yo cuantos lugares más, qué lindo. A todos les digo MUCHAS GRACIAS y ¡adelante! Que ahí vamos con la Parte III de nuestro
“TALLER VIRTUAL DE FOTOGRAFÍA ESTENOPEICA”
Bueno queridos entusiastas, aquí estamos nuevamente. Habíamos quedado en que revelaría usted cuantas pruebas fuera necesario hasta lograr un resultado pasable sino bueno, habrá hecho varias tomas y habrá ya revelado varias veces, ¿cierto? ¿se contaminó el revelador? ¿tal vez se agotó?; bueno, para el caso es lo mismo pues debemos tirarlo y preparar otro poco, habrá visto que en su pequeña cubeta de 13 x 18 cm con medio litrito alcanza, preparemos entonces nuevos químicos, lavamos con abundante agua las cubetas, las jarras, las pinzas sin siquiera mezclar en el lavado el rojo del revelador con el verde del fix, cuide especialmente estos detalles, use papel cocina para secar los plásticos, las cubetas, las botellas, las pinzas. Evite los trapos, son un agente contaminante que podemos reemplazar por papel de cocina que es descartable.
Cuando tenga todo cero kilómetro de nuevo continuamos…
¿Está?
¿Todo limpito y ordenado en el laboratorio?, bien, carguemos nuevamente la cámara con la placa rayográfica o el papel fotográfico.
RECUERDE LA ADVERTENCIA DE NO FUMAR, INGERIR ALIMENTOS NI BEBIDAS MIENTRAS TRABAJA CON LOS QUÍMICOS, a ver si todavía nos contaminamos como si se tratara de revelador maltratado, mmmmh... ¡cuidadito!...
Tomemos una vista ahora que nos guste, fotografíe por ejemplo su casa. A pleno rayo del sol dele unos ocho chanchitos o elefantes o segundos de exposición. (Trescientostreintaiiiiiiii...)
Revele usted su placa durante unos dos minutos, obsérvela. Retírela del revelador sin salpicar químico e introdúzcala rápida pero cuidadosamente en la cubeta blanca con agua tibia, agítela un ratito y pásela a la cubeta verde del fijador sin confundir las pinzas, agite en el fix unos dos minutos, observe que la placa quede transparente en las zonas que corresponden al negro en el positivo. Si ha trabajado con papel fotográfico, esas zonas serán blancas. Si la placa tiene un aspecto lechoso le falta tiempo de fijado. Ahora lávela profundamente en agua corriente tibia varios minutos, más de cinco. Colóquela a secar. Cuide especialmente que el lugar de secado sea sitio libre de polvo, en los lugares (geográficos) muy húmedos puede ayudar el secado con el secador de cabellos, pero cuidando claro que el vientito no levante polvo ni esté caliente, puede dañar la emulsión, péguele de lejos, especialmente cuide que no se lo arrebate una ráfaga y el cliché caiga al suelo.
Ahora necesitamos el vidrio 13 x 18 cm con los bordes pulidos para hacer un sanguche de negativo entre papel y vidrio para trasuntar, poner en positivo. Los químicos están estables, el revelador lo hemos dejado tapado con un cartón o algo para preservarlo del aire, la luz y los agentes volátiles como pelusas y polvillo, ahora, sobre un tablerito liso que puede ser una bandeja plástica de la cocina o un recorte de formica, chapadur o fibrofácil, colocamos iluminados por la tenue roja luz de seguridad, sobre el tablero el papel fotográfico que extraemos de su envase original con sumo cuidado procurando no “pinzarlo” con los dedos ni marcarlo con gratitud ni nada, tratemos los materiales sensibles como si se tratara de alitas de mariposas, pétalos de flores o vestidito de niña, cuanto más cuidadosos seamos más satisfacciones darán los buenos resultados y una frase hecha que viene al caso y es por todos conocida: “vísteme despacio que estoy apurado”.
Ahora ponemos el papel sobre el tablerito con la emulsión hacia arriba, el negativo o cliché con la emulsión hacia abajo, de manera que las emulsiones fotosensibles queden “en contacto” y el vidrio arriba para aplanar el conjunto.
Con la
luz blanca del baño tiramos un flashazo
en directo, de manera que la luz blanca ilumine el sanguche unos
segundos, pocos, muy pocos segundos o chanchitos o trescientostreintaiiiiii...
quizás dos o tres, quizás uno solo; ¿cómo
saberlo? Depende de la potencia de la lámpara, la distancia
y depende también de la “densidad” del negativo,
si éste está muy oscuro o denso requerirá más
tiempo de exposición a la luz blanca que un negativo “suave” que
se trasuntará en un tris. Pruebas. Hagamos pruebas.
Con el
mismo principio que para la toma. Hagamos pruebas doblando los tiempos
o quitándoles la mitad, una vez que nos aproximamos podemos
afinar el tema a nuestro gusto.
La distancia de la luz blanca hasta el tablero, con una lámpara blanca opalina de 60 W a un metro y medio nos dará buenos resultados con un negativo normal con uno o dos segundos de exposición que ordenaremos simplemente con el interruptor.
Podemos cortar tiras de papel para hacer las pruebas, cortar por ejemplo en tercios un papel y al hacer la prueba debemos cuidar de colocarlo en algún lugar estratégico y representativo de la imagen, ése trozo de papel fotográfico que será la prueba puede colocarlo indistintamente en forma atravesada o cruzada o cómo usted vea, ayudado por la roja penumbra, que le sea apropiado para el propósito.
El tiempo de exposición a la luz blanca, como hemos dicho, se encontrará partiendo de un tiempo inicial y reduciéndolo o alargándolo según el resultado, recuerde que trabaja usted con un NEGATIVO, las zonas claras de la imagen corresponden a los negros y, por el contrario, las zonas oscuras del negativo serán las blancas en el positivo. Y así degradando los grises espaciales.
Ése tiempo de exposición inicial para la prueba es muy relativo, solo debemos empezar con uno, digamos “dos segundos” (o “dos unidades” si usted cuenta chanchitos o elefantes). Si con esos dos segundos el papel al revelarlo, o el trozo de papel al revelarlo aparece por demás oscuro, digamos NEGRO, estamos pasados o pasadísimos de tiempo de exposición, reduzcámosla pues y utilicemos otro trozo de papel para otra prueba, esta vez la hagamos con “un segundo”, la mitad dedos, revelamos; si sigue oscura, negra, debemos bajar tanto la exposición que no nos será de precisión trabajar en esas condiciones, cambiemos la lámpara blanca por otra de menor potencia, otra solución a este problema puede ser alejar la luz del sanguche de negativo entre papel y vidrio. (Cuide que no se interpongan sombras de proyección como ser el cable mismo de la lámpara o la barra de la cortina de la ducha o...)
Volvemos a probar, ahora resulta que tres segundos son suficientes, digamos, por ejemplo, y obtenemos una prueba satisfactoria, vamos entonces con un papel entero a hacer la verdadera foto, el trasunto final. Cerciorémonos de cerrar correctamente la caja o el sobre de papel inmediatamente después de extraer uno, lo colocamos cuidadosamente sobre el tablero, arriba le plantamos el negativo, en contacto las emulsiones y sobre éste el vidrio para aplanarlo; interruptor en mano… ¡clic!, un, dos, tres, ¡clic!.
Revelador… agüita y fijador… lavado
final, secado.
Ésta es nuestra primer fotografía estenopeica
lograda con éxito.
Es de suponer que si el caso fuera al revés, digamos que en la primer prueba en vez de negro, la imagen apareciera BLANCA, deberíamos aumentar o incrementar el tiempo de exposición tanto como el doble… le daremos “cuatro segundos” (o unidades chanchitos o trescientostreintai...), si al revelar la imagen no aparece y el papel sigue blanco, deberá usted, antes de proseguir, asegurarse que no está poniendo el papel al revés, con la emulsión hacia abajo… ¿pero cómo reconocer de qué lado está la emulsión?, bueno, muchos papeles son fácil de identificar por el tacto, tocando la emulsión sentiremos como una adherencia o pringosidad, en cambio del lado del soporte de la emulsión se resbala al tacto.
Otra forma muy efectiva es tocar una esquinita del papel con la punta de la lengua, si se pega está usted lamiendo emulsión, si resbala, es la espalda, el soporte. Con la practica “por el brillo la reconoceréis”.
Bueno, ya obtuvimos una fotografía estenopeica con éxito, ahora podemos empezar a buscar motivos, a desarrollar algún otro tipo de cámara, quizás más chica… quizás más grande, ¡tenemos un sinnúmero de posibilidades de fabricación!...
Podemos variar el formato, estirarlo, hacerlo circular o encogerlo, podemos hacernos una gran camarota o una pequeñísima cámara siguiendo estos conceptos básicos desarrollados en estas tres entregas...
¿La seguimos en VIVO Y EN DIRECTO? Júntese un grupito de unas diez personas y yo viajo a su pueblo aldea o ciudad para brindar un “Taller Tangible”, llevo laboratorio y entusiasmo, ANALÓGICO 100 x 100.
Acá terminamos con el “Taller Virtual de Fotografía Estenopeica”, espero que les haya gustado y los invito a seguir en FotoRevista para disfrutar de lo que nos une con pasión y energía. También quisiera invitarlos a participar en forma activa de este hermoso sitio enviándonos sus fotografías estenopeicas para comentarlas, halagarlas y disfrutarlas en la pantalla.
Hasta la próxima
Nota: Quisiera dedicar este “Taller Virtual de Fotografía Estenopeica” a Manuel Vallve, cuyo libro “Fotografía sin objetivo” sencillamente modificó mi fotográfica vida o mi vida fotográfica, que no es lo mismo pero es igual.
Si surgiera alguna duda, comuníquese usted conmigo al fotoconceptos@gmail.com que gustoso contestaré sus estenopeicas inquietudes.