28/11/12 22:16:45
Parece mentira que algo que acabamos de dejar luego de las cuestiones profanas aparezca como un cuenco manantío de belleza. Pero, claro, para ello se necesita que actúe el dueño de la luz, que es terreno, al menos si sacamos a relucir a Prometeo, pues fuego y luz es lo mismo.Mi saludo.
Felipe Martínez Pérez