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GRASA:originalmente una calificación que cargaba con una determinación de clase:los pobres, sus fealdades, su lenguaje, sus gustos. Eva Perón, en una operación discursiva que buscaba reemplazar por afecto el desprecio que llevaba consigo el calificativo, llamaba a sus descamisados “mis grasitas”, pero no por ello acortaba la distancia de clase que connotaba. Con el tiempo su significado comenzo a ampliarse: comenzó a incluir aquello que quedara escandalosamente fuera de los límites aceptados por la moda.
/ Poco a poco la calificación fue corriendo y al mismo tiempo fue perdiendo su determinación de clase. Grasa pasó a ser, desde los tiempos de Serú Girán, el mal gusto, lo burdo, la chabacanería, el humor groseramente fácil y repetido, la exhibición orgullosa de estupidez.
Ethel Medina