26/11/13 17:25:26
Las tardes, a la tarde, son todas iguales y, por supuesto, también sus abrumadoras siestas, las de agosto por allá, las de enero por aquí.Somos quienes y nuestras pieles los que cambian, recogen albergando su calor, dando la sensación de doler diferente por el paso de otro tiempo, más nuevo él, mas viejos nosotros.Abrazo Carmencita.
Ruben Ricardo Arteaga