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Una división de cuadros triangulados plenos de dinamismo, al peso de las estructuras arquitectónicas en contrapicado furioso se le contrapone el abanico natural de un árbol que se defiende con uñas y dientes de los serruchos que el ser humano tan mal usa. Lo que el ser humano sabe hacer de un lado... lo que la naturaleza del otro.
Gerardo Saint Martín