06/03/16 13:37:07
Cuando la realidad supera a la ficción muchas veces sorprende pero cuando duele, duele de verdad. Al menos Juan de Dios ese día no lo soñó, lo pudo vivir, pequeña gota de esperanza para el porvenir. Impresionante el texto Miguel, con el ligero toque de humor necesario. Abrazo y excelente trabajo.
Hernan Livio