Las
cacerolas se organizan |
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por Humberto Farro |
Ayer se realizó un nuevo cacerolazo, organizado por las Asambles Barriales de vecinos autoconvocados. Nuevamente, cerca de 20.000 personas se dirigieron desde distintos barrios de la capital hacia la Plaza de Mayo, bajo una sola bandera, la argentina. Esta vez no hubo represión policial, pese a que todo parecía preparado para que la hubiera: todas las calles laterales entre Congreso y Plaza de Mayo estaban llenas de policías, las motos esperaban ansiosas a pocas cuadras (por Av. Belgrano) y varios camiones de la Guardia de Infantería se desplazaban sigilosos por las inmediaciones. ¿Qué cambió? Las cacerolas se están organizando. Esta vez las Asambleas Barriales concurrieron con sus carteles, no dispuestos a permitir desmanes de ningún tipo. Yo, personalmente vi en tres oportunidades a miembros de las Asambleas echar a patadas en el culo a quienes pretendían generar violencia. Pese
a algunas caras raras que rondaban la Plaza y a varios jóvenes
con mochilas sospechosas de llevar piedras en su interior, en las casi
4 horas que duró el cacerolazo no se registró ni un solo
hecho de violencia. Increíblemente (o no), los principales medios nacionales no le dieron a este hecho y a este cacerolazo la trascendencia que tiene. Por
ejemplo, el diario Clarín tituló: Para quien haya estado, era claro que la militancia de izquierda no era mayor a 500 personas ubicadas con sus banderas cerca de la Pirámide de Mayo (que luego se fueron por Diagonal Norte, cuando el resto de la marcha se dirigió hacia el Congreso, donde se desconcentró pacíficamente). Seguramente
la gente de Clarín le está muy agradecida a Duhalde por
la modificación a la Ley de Quiebras y por la licuación
de sus 3.000 millones de deuda en dólares. O tal vez usaron el mismo criterio de licuación de sus pasivos para contar la gente: dividir por 2... Humberto Farro |
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Argentina sigue bordeando el surrealismo. Ayer la Corte Suprema de Justicia (la más cuestionada de parcialidades políticas y corrupción en la historia de nuestro país) decretó que el "corralito" es inconstitucional y que los bancos deben devolver los depósitos, en una medida absurdamente demagógica y de cumplimiento imposible. El gobierno del presidente Duhalde (que cada vez se parece más al de su ante-antecesor De La Rúa) suspendió el discurso de anuncio de las medidas económicas que tenía programado y lo reemplazó por un monólogo de prensa (conferencia de prensa sin preguntas) donde además de autoelogiarse y de echarle la culpa de todo a la "pesada herencia recibida", volvió a tratarnos de imbéciles al explicarnos como a chicos que pasaría de abrir de golpe el corralito. Sr. Duhalde, no somos tontos, no somos chicos, todo el mundo sabe perfectamente la gravedad y profundidad de la crisis en la que estamos inmersos. También todo el mundo sabe perfectamente que esta crisis es producto de muchísimos años de gobernar dandole la espalda al pueblo, gobiernos de los que usted formó parte activa. Humberto Farro |