El 1 de junio en la Sala 2 de la Fundación Larivière inaugura Ch’ixifuturismo, exhibición de fotografías de Florencia Blanco sobre la arquitectura de Freddy Mamani Silvestri, que dialoga con obras de Narda Alvarado, Tin Ayala, Iván Cáceres, Cristina Collazos, Miguel Hilari y Claudia Joskowicz, y que cuenta con la curaduría de Santiago García Navarro. La muestra incluye 40 fotos, una serie de dibujos, tres videos y una película.
De Blanco, se exhiben fotografías de su serie de la festividad de Alasita (miniaturas artesanales cuya finalidad ritual es atraer la abundancia) y fotos de la obra de Freddy Mamani Silvestri, creador de los cholets (de “chola/o” y “chalet”), estilo arquitectónico desarrollado desde la ciudad de El Alto en toda Bolivia, durante los últimos 20 años.
“Ch’ixi, que en aymara significa jaspeado, es un término que le sirve a la socióloga Silvia Rivera Cusicanqui para salir de la trampa del mestizaje. En una de sus concepciones más comunes, el mestizaje –lxs mestizxs, lo mestizo– supone la superación de los opuestos blanco/indio como forma de enmascarar la histórica relación asimétrica determinada por la colonialidad. Para Rivera, la tensión entre opuestos propia de lo ch’ixi es lo que ha permitido que, ante los condicionamientos de la máquina colonial, lxs indixs hayan creado y recreado su autonomía a lo largo del tiempo en vez de identificarse con la imagen pasiva de la víctima”, señala el curador. Y añade: “En esta exposición, ch’ixifuturismo alude a las futuridades implicadas en todo lo que de autónomo produce la ciudad de El Alto en sus intercambios con el mundo global, y de las cuales la arquitectura de Freddy Mamani es un ejemplo contundente”.
“Este trabajo sobre los cholets tiene un vínculo muy fuerte con mi propia vida en la ciudad de Salta. Parte de mi vida la pasé en esa ciudad, que se fundó en la colonia, con pueblos originarios que desde el siglo XII eran parte del imperio incaico. Entonces estos pueblos tuvieron la experiencia de centros urbanos coloniales. No por una historia escrita en libros, sino por gestos, modos de convivir, de producir, de vincularse con la naturaleza y con sus festividades”, afirma la artista, quien se interesó por este territorio ya desde niña, en viajes familiares. Y añade: “Esa vida allí a mí me involucró, con ese territorio y con esa historia. Bolivia parece un país lejano, pero cuando estás cerca —y si estás interesado, como fue en mí caso— es un lugar muy similar a Salta y a Jujuy respecto a la historia y a cómo una ciudad andina se vuelve contemporánea”. En este sentido, su primer ensayo fotográfico se tituló Salteños, con foco en la cultura urbana de la ciudad de Salta. Antes de ese ensayo, ya a mediados de los años noventa, comenzó a fotografiar Bolivia y lo sigue haciendo hasta hoy en la pujante ciudad de El Alto.
En el libro - catálogo Una forma propia, fotografías sobre la arquitectura de Freddy Mamani, Florencia Blanco, su autora, escribe: “Freddy Mamani Silvestre es aymara, nació en 1971, en Catavi, un pueblo rural. Llegó con su familia a El Alto por su padre minero que fue relocalizado en la zona. Ambos fueron albañiles. Freddy estudió ingeniería y luego arquitectura. A partir de los deseos y necesidades de sus clientes, comenzó a diseñar singulares edificios que cambiaron el perfil de la ciudad, edificios coloridos y de formas excéntricas que combinan estéticas variadas: arquitectura moderna, barroca latinoamericana y china, andina, folklórica, futurista, del anime y de ciencia ficción”.
En 2020, Freddy Mamani Silvestri sostuvo: “Los pueblos andinos hemos sido vilmente humillados, aplastados, discriminados, éramos tomados como ciudadanos de segunda categoría. Siempre hubo riqueza, lo que sucedió es que hemos perdido el miedo a mostrar lo que somos, lo que tenemos, lo que nos gusta y lo que queremos hacer.
Ya no podíamos identificarnos con lo rural, ¿cómo hacer una ciudad aymara?
El aymara quiere ser parte de la modernidad sin renunciar a sus tradiciones, tiene su propia lengua, su propia danza, su propia música y ahora en algún sentido su propia arquitectura”.
Bio resumida de Florencia Blanco
Florencia Blanco nació en Montpellier, Francia, en 1971. En la Argentina residió en Bahía Blanca, Pedro Luro, Salta y, a partir de 1989, en Buenos Aires. Estudió cine y fotografía. Desde 1997 trabaja en ensayos fotográficos, que regularmente expone en la Argentina y en el extranjero. Desde 2000 expuso en Buenos Aires, Washington, Nueva York, El Cairo y Moscú, entre muchos otros sitios.
Ha recibido el tercer premio Salón Nacional de Artes Visuales Categoría Fotografía (Buenos Aires, 2022), la mención especial del jurado Salón Nacional de Artes Visuales (Buenos Aires, Fondo Metropolitano, 2021), la beca de viaje de la Colección Oxenford (2020), mención del mención del Jurado Premio AAMEC de Fotografía Contemporánea Argentina (Córdoba, 2018), Mecenazgo Cultural Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2016), gran premio Banco Provincia de Buenos Aires (2009), entre otras becas y distinciones.
Su obra se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Museo Castagnino Macro de Rosario, Colección Rabobank, Princeton University, Colección Joaquim Paiva, Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, Fundación Larivière de Buenos Aires, Museo en los Cerros, Jujuy, y en numerosas colecciones privadas.