LA COMPOSICION DE LA IMAGEN: qué vemos cuando miramos
La palabra “composición” está en boca de todos los que se interesan por la fotografía, tanto aficionados como profesionales.
Parece ser una clave mágica que permitiría acceder a un nivel superior en la producción de imágenes fotográficas.
Hay algo de eso, la composición es de vital importancia en todas las artes y este trabajo propone una introducción a este saber.
Para comprender en profundidad la composición hay que comenzar por entender cómo funciona el mecanismo de la mirada, es precisamente este mecanismo el que da origen y sustenta las célebres “reglas de composición”, es más, podría pensarse que si se conoce adecuadamente cómo funciona este mecanismo la elaboración de las reglas resulta ser una consecuencia del mismo.
Componer es esencialmente un acto de organización, implica disponer u ordenar los elementos en el espacio de la obra.
Pero antes de introducirse en el estudio de la composición es necesario aclarar que el acto de organizar los elementos visuales de una fotografía está condicionado por el propósito con el cuál esta se realiza. La técnica de composición que se utilice debe estar al servicio del objetivo que motiva la obra.
No es lo mismo el trabajo que se hace para uno mismo que el que se encara para un tercero, ni lo es cuando el objetivo es la expresión personal o la transmisión de un mensaje político, religioso o comercial.
Esta aclaración es importante porque deja en libertad al autor de utilizar o no las técnicas compositivas (conocidas como reglas de composición) según el destino que ha concebido para su trabajo.
Cuando, por ejemplo, se trata de fotografía llamada artística el autor puede despreocuparse de cumplir con dichas reglas y elegir expresarse corriendo el riesgo de que su imagen sea interpretada en forma diferente a la que concibió, pero cuando se trata de una fotografía comercial, política o de un retrato por encargo existe un público al que hay que transmitir con fidelidad el mensaje por el cual se realiza el trabajo.
La composición conduce a obtener un efecto y es necesario tener claro cuál es la cualidad del efecto que se quiere producir.
Y aún en el caso de una fotografía creativa, artística, sin un objetivo definido, la comprensión del mecanismo de la mirada permite elaborar un criterio propio para la selección entre imágenes y editarlas.
ALGUNAS DEFINICIONES: ESTIMULO Y PERCEPCION.
Estímulo es el hecho que recoge el hombre valiéndose de sus sentidos, mientras que percepción es la manera particular de organizar y llevar el estímulo a la conciencia.
El estímulo es la primera sensación que afecta a los sentidos y que es luego interpretada y convertida en conocimiento significativo por medio de la percepción. Por este motivo la percepción es algo que pertenece al proceso interno, al mecanismo psicológico de interpretación.
Aquí es donde interviene la impronta de cada autor, que al observar la misma realidad física dará su propia interpretación, su propia fotografía de lo observado.
VER Y MIRAR. QUE VEMOS CUANDO MIRAMOS
Rudolf Arnheim, un gran teórico del arte, en su obra “Arte y percepción visual”, afirma que “La visión no es un registro mecánico de elementos sino la captación de estructuras significativas”.
Las técnicas de composición están fundadas sobre el estudio de la percepción, esta comienza en el mecanismo de la visión y se prolonga en el procesamiento que realiza el observador utilizando toda su carga hereditaria, psicológica y cultural.
LO QUE EL OJO VE
El ojo sólo ve el detalle en una pequeña parte del centro de la retina, la fóvea. Por este motivo el eje de la mirada va desplazándose de a saltos de un punto de interés a otro, en busca de información y recorre una trayectoria que está vinculada con el mayor o menor peso visual de los elementos que observa. El estudio del mecanismo de esta trayectoria es lo que genera las leyes de composición y conocerlas permite captar el interés del espectador, ya que si no hay interés no hay espectador, no hay obra, y el interés puede ser producido por atracción pero también por rechazo.
En la fotografía siguiente se destaca la manera en que el ojo “ve” cuando se fija en algún punto, luego se va trasladando de un punto de interés a otro y recorre una trayectoria que es absolutamente personal y que depende de numerosos factores: puntos fuertes de interés, colores, búsqueda personal, mecanismos hereditarios y de reacción, curiosidad, etc.
Todo lo que se encuentra fuera del campo nítido de visión aparece borroso y sólo esa exploración activa permite al cerebro reconstruir la imagen. La composición sirve para organizar ese recorrido activo en función de objetivos que fija el autor.
Otro aspecto importante del mecanismo de la visión es que fuera del centro, cuando se deja de percibir el detalle, la retina es muy sensible al movimiento y reacciona aún con muy poca luz.
Podemos comprender que este modo de funcionamiento es absolutamente funcional a la actividad humana: cuando mira un punto de interés puede captarlo en todo su detalle, por ejemplo en la lectura o en la elección de un objeto o para realizar una tarea precisa y delicada, y su conciencia está concentrada en ese punto, pero en la periferia capta cualquier movimiento aún cuando se produce de noche y esta es una función de alerta, de protección, es la que permite ver instantáneamente una amenaza y, además producir la reacción adecuada.
Lo que el ojo ve con la fóvea es procesado en forma secuencial, analítica, podría decirse que es “pensado” mientras que lo que llega en la periferia se presenta íntegramente, de un solo golpe y genera, sin mediar el pensamiento, la respuesta adecuada.
Este es el motivo por el cuál al mirar una imagen hay una parte del cerebro que dirige la visión precisa a los puntos que le atraen pero desde un principio el ojo ve la totalidad y conserva en la memoria toda la información, nada escapa a esta primera visión aunque no siempre sea posible recuperar conscientemente todo aquello que se vio.
Ver es una manera de realizar una exploración activa, no es algo que solamente se recibe como estímulo externo y esta es la diferencia con la cámara fotográfica que reproduce fielmente lo que se encuentra frente al objetivo.
El término de exploración activa significa que ver un objeto es como salirle al encuentro, es desplazarse a través del espacio y examinar formas y superficies, podría decirse que genera toda una actividad en el mecanismo de la visión así como en el registro psicológico de lo observado.
Podría ponerse como ejemplo la capacidad de reconocer o de identificar a una persona tan sólo con el recuerdo de algunos rasgos esenciales, y esto es el resultado del procesamiento que realiza el mecanismo de la visión y percepción que construye estructuras visuales a partir de una mínima información.
En las dos fotografías que siguen se analiza el mecanismo que conduce de la imagen “cruda” tal cual la percibe la máquina de fotos a la imagen elaborada por la sensibilidad y el procesamiento del cerebro.
La cámara de fotos, analógica en este caso, una Rolleiflex 6x6 registra toda la imagen con gran nitidez y sin establecer previamente prioridades de contrastes, solo el ligero desenfoque del primer plano permite dar una importancia diferente a las distintas áreas.
Esta imagen es el resultado del escaneado de un negativo y registra todo su contenido con gran precisión. Sin embargo, en la primera observación del negativo y de la copia de contacto en el laboratorio no aparece en absoluto la poderosa impresión que causó al autor la escena que estaba observando y que lo llevó a tomar la fotografía.
Fue necesario retrotraerse al momento de la toma, que había sucedido 15 días antes, y recordar qué era lo que había visto que tanto le había llamado la atención. Fue entonces cuando surgió el recuerdo que la única percepción que había provocado el interés y la necesidad de fotografiar fue la escalera y la luz que la invade desde arriba.
Con el trabajo de laboratorio se reconstituyó lo que se había percibido, no así la realidad en su forma cruda. La imagen que surgió de esa investigación en el laboratorio fue la de la Foto 3:
En el recuerdo las paredes blancas y las puertas a izquierda y derecha no existían, el mecanismo de la visión se concentró directamente en la puerta y dejó en “sombras” el resto de la imagen.
El mecanismo de la visión se hace más comprensible si se entiende que en el acto de mirar existe siempre la búsqueda de orden, de algún orden y esencialmente de significado.
La escalera y la luz son elementos simbólicos de gran peso y, si se presentan en el momento adecuado, son reconocidos por la mirada fotográfica como pertenecientes al mundo inconsciente del autor.
Aquí es dónde comenzamos a pensar en términos de “composición” ya que la pregunta que surge es ¿cuál es la búsqueda en esta imagen? Para el autor lo importante era registrar la emoción producida por esa escalera que llega a una puerta iluminada pero quizá, para otro, la esencia hubiera sido registrar fielmente todos los detalles de la habitación, incluyendo las paredes.
La mirada del autor cayó originalmente sobre la escalera dejando “fuera de foco” todo el resto y luego no siguió recorriendo la escena, a causa de la importancia que tenía para él el sujeto principal. Al oscurecer en el laboratorio todo aquello que no tenía porqué figurar en la fotografía se recurrió al conocimiento de uno de los mecanismos selectivos de la visión: la mirada evita lo oscuro y se dirige hacia lo luminoso, componiendo entonces la imagen en función de su carga expresiva más que por su aspecto real y descriptivo.
La tarea consistió entonces en elaborar la copia hasta restituirle el significado original percibido por el autor.
Michel Marcu
Buenos Aires, Argentina
http://www.michelmarcu.com