Luego de haber leído tantos hermosos relatos en esta sección, se me ocurrió que por una vez podía transformarme de fotógrafo a escritor, y me propuse relatar como fué que descubrí las costumbres criollas luego de mi desembarco como buen inmigrante italiano, desde el " Buenos Aires" ,o sea el barco que me trasladó desde la itálica peninsula hasta este bendito país denominado Argentina.
PRIMERA COSTUMBRE: la primera de todas fuè el encuentro con el mate. Resulta que al estar en ese barco, de bandera argentina, veía que todas las tardes se desarrollaba una especie de ceremonia que me tenía muy intrigado, se reunían un grupito de hombres en circulo y se pasaban de mano en mano un extraño artefacto ovaladito al que cada tanto echaban agua tan caliente que hacía humito y luego entraban a chupetear con un cañito. Con mi hermano pensábamos que se trataba de un narguile portatil, que es una especie de pipa gigante que usan los arabes para fumar. Le decía a mi hermano " mirá Tino como fuman, lo que no alcanzo a ver es cuando tiran el humo". Uno de los hombres al vernos tan intrigados me llamó y me dijo " querés probar? ". Después de una cierta aclaración accedí a mi primer mate, hecharon el agua caliente, me lo alcanzaron, y me dijeron ahora tenés que chupar el cañito... le pegué un chupadón de aquellos, y ahí.... ay hermano mio, me quemé desde la punta de la lengua hasta el ukelele, faltó que el humito me saliera por las orejas!.
SEGUNDA COSTUMBRE: Las empanadas criollas. Siempre recuerdo a esos parientes de mi viejo que vivian en Lanús y nos invitaron al dia siguiente de nuestra llegada para amorzar, y con que?... con empanadas! . Las habían preparado con todos los detalles permitidos por las buenas costumbres criollas, probé un par de ellas, y la gorda pariente que era la responsable de la hechura de las mismas, me preguntó si no quería probar alguna de las picantes que eran su especialidad, " por supuesto que sí " contesté en el acto, y le metí el diente a una con todas las ganas, y ahí se reprodujo la segunda quemazón del tano inmigrante, por suerte me sirvieron al punto un vinito " Carlón "... me dijeron, y como el incendio era grande, con una cierta urgencia me mandé unos cuantos vasos, y como el vinito estaba bueno me escancié algunos vasos más, resultado: el incendio se apagó pero me tuvieron que llevar como colgado de la cruz con un pedalín que ni les cuento.
TERCERA COSTUMBRE:El asado! , esta historia la hago corta, cuando ví por primera vez como era el tema del asado, o sea... prender una leñas, colocar la parrilla sobre las brasas, disponer la carne, al ver todo eso yo pensé" mamma mia!... estamos entre salvajes, falta que hagan un ritual alrededor del fuego, y se pongan a bailar la danza de la lluvia ". Pero al rato... primero me atrapó el olorcito que emanaba de la parrilla, y eso me tranqulizó, luego cuando probé la carne le entré a dar con todo, con el hambre que tení como inmigrante bien aventurado, luego con el asado vinieron más empanadas, además el postre " la famosa mazamorra " que era un deleite, la cuestión fué que con todo eso la panza me quedó más tirante que el tambor de Tacuarí. De ahí y pasar al empacho fué una sola cosa, por ende...
CUARTA COSTUMBRE: La curandera ! Luego del opiparo y gauchesco banquete, una tias mias muy solicitas decidieron que tenía que ir a la curandera para que me midiera el empacho.
Fuimos a lo de una buena señora que me miró con gran atención con una cierta cinta en la mano y me dijo que había que medirme, al ver el tamaño de la cinta pensé que querrá medir..? dado que lo que había no era para tanta cinta, y yá estaba por elevar mis protestas ,cuando la doña me dijo que las medidas se hacían a la altura del pecho, y eso calmó mis presagios.
Al rato empezó a salmodiar unas cuantas letanías, tomó las medidas correspondientes con la cinta, y pronosticó: a este hay que tirarle el cuerito, pidió o mejor dicho ordenó que me bajara algo los pantalones y me acostara boca abajo, y ahí volví a dudar al respecto del tipo de curación que se me quería efectuar, y le dije en buen italiano " ma che cacchio vuole ! " , o sea guarda donde va a meter la mano ! . La vieja no me tuvo lastima, me pegó tres tirones que me hicieron ver la Via Lactea y sus alrededores, y oh ! milagro quedé como nuevo, y el empacho se fué, por cierto todo con gran merito de la ciencia criolla y de las manos de la buena vieja curandera.
Así fueron mis descubrimientos de las costumbres criollas, y colorin colorado al no haber descubierto más costumbres, este cuento ha terminado.