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OjO con el 28

Publicado: 12-12-2008
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Por: Ricardo Cascio

Catriel - Rio Negro
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  Tweet Hoy, repentinamente al responder las “40 preguntas…”, me vino un recuerdo de la época adolescente que ya creía olvidado.
Como cuento en el cuestionario, comencé muy joven con la fotografía, ayudando a mi cuñado como socialero. Principalmente en las comuniones y bautismos o en la ceremonia de casamiento todas las tomas eran exactamente iguales. De un lado me paraba yo, con rollo en blanco y negro y del otro mi cuñado con diapositiva color. El, previamente había puesto el diafragma y ajustado el foco, por lo que mi tarea solo se limitaba a apretar el disparador en el momento indicado. Recuerdo que, por miedo a quedar fuera de foco, no me movía un palmo del lugar asignado y cada sesión fotográfica se hacia literalmente interminable. Luego venia el monótono proceso de impresión, en el laboratorio que se montaba en el baño de la casa. Era copiar una imagen detrás de otra, todas perfectamente iguales; prácticamente era una tortura. Llego el momento en que me aburrió tanto que decidí que nunca más tomaría una cámara.
Lamentablemente no pude cumplir mi promesa, por que al poco tiempo me “puse de novio”, con una chica del barrio. Lógicamente no pude dejar de presumir de mis conocimientos fotográficos y prometí hacerle unos fantásticos retratos que favorecerían aun mas si bellísimo rostro.
Mi cuñado no me prestaba sus Minolta, por lo que, luego de insistir mucho, logre que un ingeniero amigo de casa me prestase por una tarde su maravillosa maquina. No recuerdo su marca, pero era una maquina cara pero de visor directo (no réflex) donde había que hacer algunas correcciones por el tema del paralelismo.
Armado de esa manera concerté una salida con mi “novia” y gaste un rollo en sus retratos. Recuerdo que busque todo tipo de ángulos y le realice primerísimos planos que halagaron enormemente a mi bella dama.
Corrí a hacer el revelado y las copias. Con estas fotos seguramente me ganaría su admiración infinita.
Ya al revelar el rollo, observe que la exposición era correcta, pero había algo que no me convencía. Cuando el rollo paso a la ampliadora casi me desmayo. Sentí que las piernas se me aflojaban y un sudor frío se apoderaba de todo mi cuerpo. Mi bella enamorada se veía poco menos que monstruosa!!!!!...que era lo que había hecho?...cual era el error? Y lo peor …que le diría?
Lo primero que se me ocurrió fue que la cámara estaba fallada y hecho una furia total fui a devolverla y a hacer llegar mi reproche.
Aun recuerdo la carcajada de este buen señor cuando escucho mis quejas y vio las fotos
Allí aprendí que nunca debo hacer un primer plano en un retrato con un gran angular de 28 mm.
Decidido a afrontar con hombría mi equivocación, me encontré con mi noviecita y luego de una parafernalia de explicaciones me anime a mostrarle las fotos…
…a los pocos días conocí otra vecina y nos pusimos de novios…

PD:
No me quedo ninguna copia, pero se veían más o menos como esta imagen que saque de Internet y modifique con PS
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