William Thomson Kelvin, nació en 1824 en Belfast, Irlanda (Gran Bretaña o Reino Unido). A los 8 años fue nombrado profesor de matemáticas. A los 10 ingresó en la universidad de Glasgow. Estudió matemáticas, astronomía, química y filosofía natural. Ganó una medalla de oro con el ensayo "Sobre la figura de la Tierra" a los 15 años. En Cambridge publicó un artículo sobre las expansiones de las series trigonométricas de las funciones de Fourier. En 1842, sobre el movimiento uniforme del calor y su conexión con la teoría matemática de la electricidad. Desarrolló estudios hidrodinámicos, teorías de la electricidad y atómica. También perfeccionó el galvanómetro. Inglaterra lo nombró Barón Kelvin of Largs. Dirigió la colocación del cable telegráfico que unió Irlanda con Terranova. Durante su carrera publicó más de 600 artículos. Fue miembro y presidente de la Royal Society de Londres y Edimburgo. Murió en Escocia en 1904.
Como fotógrafo que soy debo adentrarme, además de hacerlo con las artes, también en la ciencia. Hace más de 30 años atrás, cuando comencé a balbucear en el fascinante mundo de la imagen, me llamó poderosamente la atención el hecho de que al tomar fotografías de paisajes en lapsos continuos de entre 5 y 10 minutos, empezaba a notar algunas diferencias de colores y opacidades en el resultado de las imágenes. Este hecho me llevó a pensar que algo andaba mal o era yo el ignorante.
Tiempo después, investigando y con una experiencia más firme como profesional de la lente, me di cuenta que las ciencias (matemática, química y física), van de la mano con la fotografía. Descubrí entonces una serie de maravillosos acontecimientos relacionados con el ¡Click! y el disparo (entiéndase apretar el botón disparador de la cámara con el dedo índice o pulgar).
Entre esas extraordinarias cosas aprendí que la luz solar no es homogénea cuando cae sobre la tierra en todo el transcurso de un día. Es entonces cuando entra en el escenario el descubrimiento hecho por ese prominente científico irlandés que se llamó, William T. Kelvin.
Entre 1848 y 1852, William Kelvin propuso una nueva escala de temperatura. Se utiliza para medir la temperatura en termodinámica, la licuefacción de los gases, metereología, mediciones en generación fotovoltaica, sensores de temperatura y estadísticas de electrofisiología. Todo ello, representa la escala de temperatura absoluta.
Precisamente, en lo que respecta a la metereología; Kelvin descubrió que la luz solar es muy heterogénea y que la temperatura de los colores son diferentes, las unas con las otras, en la mañana, al mediodia y por la tarde. Es allí que nace el grado Kelvin "K" para connotar la opacidad natural de los colores en una fotografía. En el cuerpo humano equivale a: 310 K (94, 8 °F y 37°C); en el congelamiento del agua= 273,16 K; en el agua a temperatura ambiente= 219 K y en el espacio exterior= 3 K.
Por ejemplo: El sol en su punto más térmico (al mediodia) tiene una temperatura de color, más o menos, entre 5.500 y 11.000 K, lo que equivale, a su vez, a la emisión estroboscópica de una luz de flash. Otro ejemplo, muy opuesto, sería la luz emitida por una vela lo cual equivaldría a una temperatura de color de unos 180 a 270 K.
De ésta manera la escala de temperatura en las tablas periodicas del Cero absoluto (con relación a los grados Fahrenheit y Celcius) sería: 0, -460 -273 K
El aporte de Kelvin a la fotografía fue muy valioso e importante. Todos aquellos que amamos la fotografía tenemos una deuda con este extraordinario científico irlandés. Honor a quien honor merece... William T. Kelvin.
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