Pienso que el Salón Nacional de Fotografía debe ser por sobre todo la expresión de la actual producción fotográfica, es decir, ser esencialmente contemporáneo. Sin embargo, el reglamento no dice nada al respeto ya que no establece una antigüedad máxima para las obras. Eso ha llevado que en las últimas ediciones han sido seleccionadas y premiadas fotos con más de 20 años de realización. No solo eso: ya publicadas y expuestas.
El Reglamento, por otra parte, exige que los autores deben participar con un seudónimo. Con eso se busca que el jurado no sea influenciado por el nombre del autor. Esto supone –quizá con cierta ingenuidad- una mayor transparencia, pero por otra parte ¡no se exige que las obras sean inéditas! En consecuencia, se suelen ver fotos archiconocidas y la exigencia del tan mentado “seudónimo” pasa a ser poco menos que algo vacío de contenido.
Pero, ¿se ha debatido qué Salón se quiere? ¿Que sea una galería para ver fotos conocidas, como si se tratara de una retrospectiva? ¿O se debería pensar que el objetivo primordial es mostrar lo nuevo de la actual producción fotográfica de los autores?
Por esas razones, creemos que las fotos deberían ser absolutamente inéditas, tal como se pide en muchos otros certámenes, incluso en los literarios. Y no tener una antigüedad de realización mayor a los dos o, quizá, tres años, para que los autores se esfuercen en mostrar su actual producción en lugar de recurrir a fotos de archivo que han sido consagradas en otros ámbitos.
Respecto al Gran Premio de Honor, es una exageración que incluya una pensión vitalicia. Tal recompensa, por su importancia, debería quedar reservada a otro tipo de concurso, no a un Salón donde lo que se debe juzgar es la obra que ha sido remitida, no la trayectoria del autor. El reglamento se refiera a juzgar una obra, no una trayectoria. Porque para juzgar una trayectoria hay que contar con el nombre del autor y su curriculum, ¡cosa que el reglamento prohíbe específicamente ya que se participa con seudónimo!
Si se desea dar un premio a la trayectoria, entonces se debería proceder como se hace en España, por ejemplo, con el Premio Nacional de Fotografía, en el cual se juzga toda la obra y las realizaciones de los autores propuestos. La elección es en base a sus curriculums, proyectos realizados, generándose un juicio crítico que no es en base a una única obra como pasa en nuestro Salón.
Por eso creo que debería ser eliminado el Gran Premio de Honor, que de “honor” no tiene nada desde el momento que consiste una abultada suma de dinero y/o una pensión vitalicia pero que, por sobre todo, desvirtúa el concepto de un Gran Premio. Este tiene sentido cuando en un concurso se puede participar en diversas secciones o categorías, en cada una de las cuales se otorgan en cada una un primer, segundo y tercer premio, y se desea elegir a la mejor obra de todo el concurso.
Es así, por ejemplo, en la Foto del Año del World Press Foundation, que es elegida entre todas aquellas que han obtenido el primer premio en cada una de las categorías.
En síntesis, los cambios que entiendo se deberían hacer en el Salón Nacional son: obra inédita con una antigüedad no mayor a dos o tres años; eliminacióln del Gran Premio de Honor y, por otra parte, creación del Premio Nacional de Fotografía, para premiar una trayectoria.
* El autor ha sido jurado del Salón Nacional de Fotografía en tres oportunidades y fue asesor ad honorem en la Dirección Nacional de Artes Visuales, en la década de 1980 durante la gestión de Teresa Anchorena.
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