Mi labor como agente viajero me enseño a valorar, aún más, a mi familia y a no adelantarme a los acontecimientos.
El despertador sonó exactamente a las 4:30 am. Era jueves y debía estar en la ciudad de Coro, capital del Estado de Falcón, región caribeña en la parte más septentrional del territorio Venezolano, a eso de 9:00am.
Como es costumbre en mi, me levanté de la cama, le di un beso a mi mujer y a los niños, puse en la cafetera a hervir una aromática taza de café, mientras calentaba el motor de mi automóvil. Ya comenzaba a rayar el alba, cuando me despedí de Beatriz (mi amada esposa), que todavía estaba medio dormida.
Tomé la autopista # Uno hacia el puente "Gral. Rafael Urdaneta", que me conduciría 3 horas después hasta mi destino. Como suelo hacer, me estacione en uno de esos negocios de carretera para digerir algunas exquisitas empanadas (desayuno o merienda típica venezolana con base de maíz, carne, pollo u otros guisos criollos) y un sabroso jugo de piña. Luego, Continué mi rumbo hacia la hospitalaria ciudad de Coro.
En el camino y durante mi trayecto, encendí la radio para escuchar algo de música. En efecto, una hermosa y envolvente canción me hizo tararear su dulce melodía.Paulatinamente, el dial de la radio enloqueció y comenzó a emitir ruidos como de muchos silbidos incoherentes; pise los frenos para estacionarme, pero estos no respondían. Dios! me estaré volviendo loco? me pregunté. Sin embargo, los ruidos persistían con sonidos más agudos aún.
De repente, observe en el cielo, delante de mi un Objeto Volador No Identificado, que zigzagueaba como tratando de avisarme que me detuviera. En ese instante, perdí el conocimiento.
Tiempo después (unas 2 horas calculé según mi reloj de mano), aparecí en una de las dunas llamadas por Venezuela, como: "Los Médanos de Coro". Alli, todo lleno de arena y semi desnudo, me levanté para caminar hasta la carretera más cercana. Desde un vehículo que pasaba a toda velocidad, me gritaron, ¡Apartate loco andrajoso! Solo levanté mi brazo para decir, ¡Gracias!. No obstante, observé que se acercaba una patrulla de camino, que al verme se detuvieron y me preguntaron mi nombre. Yo respondí:
_ ¡Daniel, ¡Daniel!, gracias! a Dios me han visto Señores oficiales, no imaginan todo lo que he vivido con un ovni que se apareció delente de mi vehículo_
Acto seguido. Uno de los oficiales le preguntó al otro:
_¡Melendez! ¿este no es el orate que acaba de escapar del centro psiquiátrico de la ciudad?
_Melendez, entre risas respondió creo que si, pobre hombre.
Una vez, llevado ante el centro médico, nos recibió un caballero impecablemente vestido de blanco; saludo a los gendarmes y estos le dijeron lo siguiente:
_Doctor, detuvimos a este individuo en el camino de las dunas y le hemos traido hasta el centro para que usted mismo se convenza si es el mismo que huyo ésta mañana, ya que reúne las mismas características_ El médico respondió.
_No creo, el otro era más bajo y algo rellenito. En ese instante intervine y hable al profesional diciéndole.
_Estoy de acuerdo con usted Doctor, estos oficiales se han equivocado. Yo solo quiero salir de toda ésta confusión con ese Ovni y que me lleven a mi casa.
_El Doctor miró a los policias y les dijo. Déjenlo, ahora que recuerdo este también ha escapado. En ese instante, sonó el despertador, desperté y eran exactamente, 4:30am.
Un sueño afortunadamente.
FotoRevista no asume ninguna responsabilidad por el contenido esta nota,