ORIGENES DE LA COMPOSICIÓN ARTÍSTICA
Por Luis Morilla
El término “composición”, es el monje negro en toda conferencia artística, o lectura especializada o escuela que se refiera concretamente al “Arte”.
Es una materia básica entre las ramas del arte y consecuentemente de la fotografía artística, todo aspirante necesita y busca aprender qué es composición.
Pero a pesar de las numerosas fuentes a las que se tiene acceso, ninguna explica porque componemos y de allí surge un concepto:
“se nos enseña a componer o sea aprender composición, pero nadie nos enseña a comprender, en forma terminante, por que componemos.
Pero la mente superior del hombre y el milagro del alma que recibió en su ser, creó en él un concepto espiritual de la vida, creó el “Arte” y fue coordinando los distintos aspectos que iban impactando el espíritu humano en su marcha hacia la cultura. Y en el culto del arte, recopiló y estudió tendencias, gustos, conceptos y determinó otra ley: “la Composición”
Ahora bien ¿por qué componemos?, ¿a qué disposición obedece?
Se puede afirmar que el “Arte es un mensaje”. Es transmitir a través de la obra, un aspecto emotivo que siente al autor.
Nuestra alma o sentido espiritual, genera una emoción, cuando nuestro sentido de la vista capta un estado de factores o situaciones que supongan belleza, alegría, tristeza, facetas que puede mostrarnos la vida al pasar a nuestro lado.
En consecuencia frente a un bello paisaje, nuestro espíritu se emociona, el artista plasma con su cámara, para mostrársela a otros hombres, quiere transmitir su mensaje de belleza.
La primera conclusión a que arribamos es que la composición es un importante factor del “sentido estético humano”.
Se puede afirmar que instintivamente, existe en el ser humano, el sentido compositivo en forma innata. Por eso cuando estudia composición, aprende a ordenar y encausar ese sentido.
Pero de nuevo la incógnita. ¡Por qué componemos? ¿Por qué hay determinadas reglas básicas compositivas?
El mundo contemporáneo nos responde: No sabemos viene de más atrás.
Se lo preguntamos al padre de las áureas reglas de composición: Leonardo da Vinci. ¡No! Yo no las invente, nos responde, solo me limité a estudiar tendencias, gustos innatos en el sentido estético de multitudes.
Los fenicios, persas, mayas, etc. Todos esos mundos que han dejado muestras de un sentido compositivo en sus obras, nos responden: es una ley que viene de más atrás. Nos internamos en las cuevas de Altamira, África, Egipto, Escocia, etc. y aquellos autores de los rudimentarios dibujos rupestres con incipientes aspectos compositivos, también nos repiten: es algo que viene de más atrás. Pero ¿de donde? Si ya no queda nada. Bueno, si, aún nos queda el techo del mundo: la Meseta de Pamir, allá en el Asia Central, donde ubican a los primeros hombres del planeta.
No podían haber heredado un sentido estético, porque antes de ellos no había nada. Observemos que hace, como vivía el hombre de Parir:
Los encontramos en una caverna, guareciéndose de las tempestades y los animales que lo acosan desde el exterior. Se sentía prisionero, pasando hambre, frío y miedo, odiaba el encierro a que lo obligaba la naturaleza. Aquel hombre empezó a sentir claustrofobia “básico cuidado en toda composición”.
Es tan común oír decir a los jurados, “esta foto, está asfixiada, encerrada”.
El espíritu humano a través de la vista, odia el encierro.
Cuando el día era de sol, el hombre salía al exterior de su caverna, sentía expandir sus pulmones distender sus músculos, la luz le sugería libertad, para correr, defenderse, buscar alimentos, el perfume de las flores, el canto de los pájaros, eran sinónimos de esa libertad.
Así aprendió a diferenciar lo bello de la naturaleza y su oscura cuerva.
El sentido de lo bello y lo estético, empezó a tomar cuerpo en la incipiente alma del hombre primitivo.
La horizontalidad de la llanura, le significaba poder desplazarse, seguir su caza, huir ante el peligro. La visión de la línea horizontal, le daba tranquilidad.
“Las líneas horizontales, producen la sensación de tranquilidad y de calma”
Siguiendo su caza o huyendo de las fieras, aquél hombre se internaba en las selvas gigantescas de esa época. El peligro o acechaba desde lo alto o de cualquier ángulo, el hombre se sentía empequeñecido ante los gigantes del reino vegetal.
“Las líneas verticales transmiten fuerza e impotencia a la mente humana”
Aquellos seres primitivos, en sus migraciones, remontaban cordilleras, escarpadas laderas, despeñaderos, precipicios. Que sensaciones de tortuosidad experimentarían aquellos hombres.
“Las líneas quebradas inspiran, dureza y tortuosidad”
Cuando después de penosas marchas, por llanuras, desiertos en busca de mejores condiciones de subsistencia, divisaban en el horizonte las íneas de un río, con su promesa de agua, pesca, su espíritu se expandía gozoso y esta placidez, reemplazaba las tensiones vividas.
“Las líneas onduladas transmiten gracia y alegría”
Nuestros antepasados marchaban en posición semi-erguida, ante cualquier circunstancia que debían enfrentar, levantaban la cabeza y su vista se elevaba para ubicar los `ñames de omterçes-
“La vista entre al cuatro de abajo hacia arriba”
En acciones de ataque o defensa, aquellos hombres depositaban toda su habilidad y confianza en su brazo y pierna derecha.
“La vista entra al cuadro de izquierda a derecha”
Cuando aquellos antepasados, se encontraban sorpresivamente, ante la mujer que sus instintos apetecían o bien o una fiera feroz que los sorprendía, el impacto inicial inmovilizaba su primera reacción.
“Las obras de impacto pueden centrarse o soslayar normas compositivas”
Indudablemente, de seguir las líneas analíticas, en estos básicos principios de composición, encontraremos siempre una respuesta a todas las reglas serias, establecidas sobre la materia.
Y a todo esto, ¿Dónde está nuestra conexión de con aquel lejano pasado?.
Las respuestas las dan esas maravillosas computadoras de que estamos dtotados o sea nuestros cromosomas y genes que por experiencia y traumas acumulados desde la noche de los tiempos, nos dictan leyes hereditarias que constituyen la estructura de nuestra psiquis.
Por todo ello, la importancia de las leyes compositivas que los grandes maestros siempre han tenido presente en sus obras.
El gran Leonardo, primero esbozaba en carbonilla su tema, su mensaje y después borrando, modificando o agregando encuadraba definitivamente su obra, dentro de las famosas, reglas de oro sobre composición.
En toda composición artística, se destacan dos factores importantes, uno el tema, el mensaje con el que se intenta llegar emocionalmente al alma del espectador, el otro es el encuadre dentro del cual nos mostrará el innato sentido estético de aquel.
Con solo composición, no se puede hacer ARTE, pero sin ella, falta la llave, que accionara esa delicada cerradura