Desde Lima a Machu-Pichu, como en tantos recorridos de nuestra querida América Latina, los niños son los que me dicen más. ¿Pueden todos los potenciales, que cada uno trae, desarrollarse al máximo, o al mínimo por lo menos? ¿Alguien realmente cree, que solo el esfuerzo y la constancia individual alcanza? ¿Cuántos talentos quedarán perdidos para la humanidad, ante tanto entorno hostil e injusto? Recorro rostros, sonrisas tristes y alegres, miradas dignas, melancólicas, felices y esperanzadas y desesperanzadas. ¿cuál será su destino?. Duele mi Latinoamérica