Jorge Santos Díaz, el pintor de la ciudad tenía una particularidad especial para ver a Camagüey. Lo miraba como una óptica primero de admiración por la ciudad, por las calles, por las construcciones, las viviendas, los aleros, todo lo que emanaba de las casas como
La antigua Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, es una ciudad que seduce a visitantes y lugareños por su bella, cultura y valor patrimonial.
Decenas de artistas se han inspirado en la perennidad del plano urbano original de la comarca de pastores y sombreros y de los recuerdos del Poeta Nacional, Nicolás Guillén.
Camagüey también ha iluminado a paisajistas por su bello e inaudito trazado urbano que comprende un sistema de plazas y plazoletas, de calles y callejones sinuosos y manzanas irregulares de casas, poco comunes en las ciudades coloniales de América Latina situadas en terreno llano.
Entre los enamorados destaca Jorge Santos Díaz, denominado como el Pintor de la Ciudad, quien tenía una peculiaridad muy especial para ver a Camagüey, según su hijo Jorge Santos Caballero.
En los lienzos de Santos Díaz, se aprecia ese amor a una ciudad que en el año MIL 903 asume el nombre indígena de Camagüey, relacionado con el árbol de la Camagua.
Camagüey, uno de los siete primeros poblados fundados por los españoles en Cuba, su segmento más antiguo ostenta la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Sus construcciones religiosas, asociadas a las plazas principales marcan un sistema de referencias dentro de la trama urbana, caracterizada por su homogeneidad.
La arquitectura monumental y residencial de la antigua Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, forma una trama urbana homogénea en la es posible observar las expresiones arquitectónicas que corresponden a diferentes periodos de la evolución de la ciudad.