Córdoba, Argentina.- A la Cumbrecita se arriba por una zigzagueante carretera asfaltada. En todo el trayecto se disfruta de un excepcional paisaje embellecido por Atos Pampa, Intiyaco y Villa Berna. Antes se puede contemplar las aguas del río de los Reartes.
Esta villa turística se levanta majestuosamente en el Valle de Calamuchita, otrora campo perdido en el corazón de las sierras grandes de Córdoba, besada por las aguas del Río del Medio. Se yergue a una altitud de 1450 metros sobre el nivel del mar, declarada zona de protección ambiental.
Es un poblado peatonal por lo cual en el interior de la comarca no circulan vehículos automotores.
La Cumbrecita preserva sus raíces criollas, europeas y el medio natural que le da resguardo, al igual que su enriquecido bosques de coníferas y árboles caducifolios, como los robles y encinas.
Una amplia cadena de restaurantes, hoteles, establecimientos comerciales y cafeterías, entre otros, permite una gran afluencia de excursionistas a La Cumbrecita, a 118 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Destacan los hoteles La Cumbrecita y Las Verbenas.
Para quienes pusieron la primera piedra en La Cumbrecita, fundada en 1934, se ha erigido la Plaza Los Pioneros.
Cuentan que dos años antes arribó a la región el doctor Helmut Cabjolsky, acompañado por su esposa Hedwig Behrend , sus hijos Helmut y Klaus de 13 y 11 años, su ama de llaves Liesbeth Mehnert y el esposo de ésta, Kurt Mehnert, para comenzar a construir el poblado.
Árbol encantado de la Cumbrecita
Centinela de las estaciones
abraza la primavera
el invierno crudo.
Árbol indolente
equipara el cambio.
Alto, frondoso
callado
de corteza arrugada
Árbol centenario
bajo su ramaje umbroso
de riqueza noble,
cómplice de enamorados.
Viejo árbol de fortuna señorial
brinda frescor
al caminante
bajo la sombra
plena y aliviante,
queda dormido.
El Viejo Árbol
de la Cumbrecita
acaricia la primavera.
Fijo la mirada
de su vieja corteza
de belleza perpetúa
Árbol encantado
vigía del tiempo
dueño de las altas montañas.