Se necesitaría un espacio como el que ocupa la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz (con capacidad para más de 100 mil personas), para ubicar las obras más representativas que durante alrededor de tres décadas ha legado a la ciudad cubana de Camagüey el artesano artista Ramón Guerra López, un creador que distingue por su creatividad constante, imaginación y habilidades.
Ciudad de los Ríos, fundida en granito, constituye una de las piezas más visibles de este artesano, quien trabajó con el artista de la plástica Osmani Soler Mena. Se encuentra ubicada en el extremo sur del Paseo de la calle Maceo, en el centro histórico de Camagüey, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Además Guerra López refleja desde el arte cerámico la historia arquitectónica y natural de una de las urbes más antiguas de América, al igual que la cubanía.
Igualmente algunas de sus cerámicas ambientan sitios públicos y privados en 15 naciones del mundo, entre los que destacan Italia, México, Canadá, Estados Unidos, Alemania, España, Argentina, Holanda, Bélgica y China.
Con la convicción de que lo admirable tiene el placer de alegrar, fortalecer el alma y transmitir espiritualidad, utiliza en sus piezas una gama de colores para conjugar lo bello con lo útil. Emplea la técnica del Engobe (oxido de metal).
Ahora Ramón Guerra López, tiene su taller en La Casona del Artesano, perteneciente a la filial camagüeyana de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), en la calle Padre Valencia, frente al emblemático Teatro Principal, instalación que inspira a los inquilinos del inmueble.
Guerra expresó con satisfacción que algunas de sus obras se han obsequiado a personalidades como la cantante Rosita Forné, el historiador de La Habana, Eusebio Leal, la Vocalista Celina González, el músico Adalberto Álvarez y al monseñor Adolfo Rodríguez, entre muchos otros.
Los diversos premios obtenidos en Galerías y Reconocimientos Especiales en la Feria internacional de Artesanía en La Habana (FIART), avalan la calidad artista agramontino, quien convierte el barro en milagro.
Anejas arquitectura de la suave comarca de pastores y sombreros que «tiene una rojiza piel de barro», a decir del Poeta Nacional, Nicolás Guillén, con sus calles sinuosas están asimismo presentes en las cerámicas de Ramón, quien es capaz contar las historias con arcilla para mantener la tradición del barro y el fuego.
Ramón Guerra forma parte de las actuales generaciones de artesanos camagüeyanos, cuyos tinajones no tienen el fin utilitario de almacenaje de agua sino que otorgan ese toque ornamental y tradicional de embellecer, interiores, parques, jardines y plazas de toda Cuba y otras naciones del mundo.