Recorrer Trinidad y burlar la infinitud del tiempo
En la Villa cubana Santísima Trinidad, Ciudad Artesanal del Mundo y Patrimonio Cultural de la Humanidad, junto a su Valle de los Ingenios (fundada en enero de 1514 por el Adelantado Diego de Velázquez), una parte importante de los habitantes del centro histórico esta vinculada al turismo.
Entre los emprendedores destaca la joven trinitaria Yanerqui Deustua Pujol quien tiene su hostal a pocos metros del corazón de la hermosa villa (a unos 320 kilómetros al este de La Habana), urbe de más de cinco siglo burlando la infinidad del tiempo. La Ciudad Museo de Cuba posee el conjunto arquitectónicos más completo y conservados del continente americano.
Desde la colonial mansión de Yanerqui, erigida en el siglo XVIII, los vacacionistas pueden emprender un recorrido a pie por el patrimonio arquitectónico de Trinidad, integrado por alrededor de medio centenar de sitios de valor excepcional e histórico para el mundo. Distinguen instituciones culturales, cadenas de restaurantes, cafeterías, plazas y centros recreativos en los que se respira un ambiente colonial.
El hostal está ubicado en una calle privilegiada, la Gustavo Izquierdo (antigua Gloria) entre Colón y Rosario numero 28, próxima a la majestuosa Plaza Mayor (y su jardín de orgullosas palmas), y el Museo Romántico, lugares que constituyen orgullo de los habitantes de esta Ciudad Creativa del Mundo. Según el imaginario popular el Almirante caminó por lo que son hoy las calles Gloria y Colón.
Desde la terraza del hostal Yanerqui se escucha con claridad el shop que en las noches ofrece la Casa de la Música, en el entorno de la Plaza Mayor. Allí se defiende las melodías de autores cubanos y de otras naciones Latinoamérica. Igualmente participar en el asado de pollo, cerdo u otro alimento con sabor cubano.
Frente a la confortable habitación enaltece el entorno la flor Corona de Cristo o Corona de Espinas muy popular por su resistencia y belleza. Sobresalen las flores de rojo intenso como la rosa, salpicadas de amarillo. Es de gran tamaño y se desarrollan en interiores y a pleno sol.
Desde el hostal se puede disfrutar del amanecer trinitario, villa de calles empedradas. Con la luz del día resaltan los tejares centenarios de rojizos colores y en el horizonte se distingue la ribera de Casilda, donde se construyeron lujosos hoteles, acariciados por los vientos y el salitre de una de las playas más fascinantes de Cuba: Ancón, e inexplicablemente, por su ubicación en el sur (zona de arenas mulatas y mayoritariamente fangosa), está entre las más bellas de todas estas ínsulas, de aguas trasparentes y arena blanca y fina.
La histórica Trinidad, atrae también a visitantes de todos los continentes por el Palenque de los Congós Reales, el Museo de la lucha contra bandidos, el teatro La Caridad, el Cementerio Católico, la Iglesia Parroquial Mayor Santísima Trinidad y en especial por las espectaculares y sinuosas calles de piedras traídas –como lastre– en los navíos de velas que venían a Trinidad a cargar azúcar. Piedras que fueron colocadas por esclavos en el trazo urbano de la villa.
Cautivan además los museos Arqueológico Guamuhaya, de Ciencias Naturales Alejandro de Humboldtm, tanto como los edificios de la Plaza de los Artesanos, la Casa de la Cultura y la antigua Cárcel Real.
Como se testimonia en el libro Cuba: Una excursión por el tiempo , “…la diferencia está en el signo decorativo de sus viviendas. Su ornamentación neoclásica se refleja en murales, molduras, marcos de madera y en las tornadizas formas que los forjadores del hierro le estamparon en los sublimes enrejados, con el propósito que se cristalizara ese entorno en uno de los mayores hechizos de la ciudad”.
El texto traducido a nueve idiomas invita a visitar Trinidad, rica en cultura y tradiciones, para trasladarnos “imaginariamente aquella villa fundada por los conquistadores españoles hace más de cinco siglos. No es necesario cerrar los ojos para la ilusión, todo lo contrario la representación de esa otrora época está en sus edificaciones, calles empedradas y las centenarias iglesias”.
“Visitar a Trinidad es como retroceder imaginariamente en el tiempo. Despertarán de la alucinación y regresarán a la bella ciudad del siglo XXI, en la que se combinan armoniosamente el maravilloso paisaje, las centenarias edificaciones y la modernidad, aunque manteniendo intacto su centro histórico (preserva los mayores valores arquitectónicos de la localidad, en sus 1211 inmuebles de la colonia, uno de los cuales data de 1730).
“Los ojos se les humedecieron de emoción al contemplar esta radiante ciudad de más de cinco siglos de existencia”.