Responder30/09/15 15:56:43
Alejé el plato de mí, vacío, inútil plato. Me quedé pensativa? angustiada en mi silla. La tristeza crecía de manera incontenible. Sabía que iba a llorar hasta el amanecer. Nada, nada podría reducir ese terrible sentimiento que me destruía, inexorablemente me destruía, comenzando por mi boca, siguiendo por mi estómago... ¡Ya no es posible seguir así!? Todo mi ser me lo gritaba... ¡Ya no es posible seguir así!? Entonces tomé la drástica decisión que había dilatado por meses: / / Dado que, evidentemente, no aprenderé nunca a cocinar, llamaré al delivery de pizza.
Carlos Costamagna