Serie del Día elegida por FotoRevistaEnviada el 14/03/21 a las 19:28:16 - Obra N° SSER210314192816
"Pampa menonita"
El frío de La Pampa, duele. Inmensos cardos corren, vuelan, saltan los alambrados. Una estela blanca se desprende del suelo o del cielo. Llueve tierra. Sin descanso. Polimorfas nubes blancas lo envuelven todo, difunden el horizonte, confunden la mirada, olas de claridad inundan la mente. Desolación. Soledad. Aislamiento. Llegar hasta la Colonia Menonita tiene tanto de aventura como de proeza. Las emociones vagan por el espacio sin fin. El camino va preparando la mente. El corazón tiene otros tiempos… Misterio. Contradicción. Los menonitas son simpáticos, una amplia sonrisa les llena la cara, la honestidad se desprende de sus miradas. Están predispuestos a celebrar cada pequeña broma. Me hago la pampeana. Ellos también.
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Vientos gélidos. Anclados, navegamos en el tiempo. La ciudad, distante y extraña. Mientras la noche desemboca en el día me pregunto: ¿Qué es el progreso? ¿En qué momento nos alejamos de lo esencial? ¿Cómo pudo pasarnos algo así?
La Pampa profunda. Dura y terrible como la verdad. Un refugio en la llanura sin recovecos ni escondites. ¡Cómo para no encontrarse en este lugar!
Oscuridad. Transparencia. La suspensión del juicio. El despertar de los sentidos.
El campo me habla, fracaso en cada intento por decodificar su mensaje porque soy una extranjera. Pero el campo, cual si fuera una predestinación, me trata con cariño, sabe que busco algo, aunque no se bien qué. Volver a La Pampa…
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Octavio Paz escribió en un poema que en las encrucijadas se rompe el alma. La ruptura de la noción de tiempo y espacio en relación con el entorno me dejó justo ahí, en la encrucijada, con el alma rota.
La ruptura…
Pero todavía estoy acá y eso aún no lo sé. Ahora no pienso, floto. Todo está tan limpio. Soy el viento, la tierra y el cielo gris. Soy, el porvenir.
Cuatro en total recorremos el paraíso perdido como una esperanza. Todos van en silencio, quisiera yo también pero no puedo. Por eso hablo y hablo, no sea cosa, que se me escape el corazón. (*)
- ¿De Buenos Aires? La semana pasada estuve en Buenos Aires.
- ¿Sí? ¿Y qué te llevó por allá?
- Fui a la Embajada de México a sacar el pasaporte.
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- ¡Uy, las manos! ¿Te duelen?
- Sí, por suerte, ayer ni las sentía.
- Tienen que venir en primavera.
- Eso no sería tan verdadero como esto.
- Claro, hoy es un día bien pampeano.
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-¿Son sillones para una Iglesia?
-Mecedoras, aquellas son las patas.
-¡Qué hermosas! ¿Cuánto salen?
- 2500 las de caldén y 2800 las de roble.
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-¿Cuándo regresan a Buenos Aires?
- Hoy mismo.
La ruptura es una avenida de doble mano.
Ya pasaron días, semanas desde que volví, aunque no estoy segura de haber regresado por completo. Todo resuena todavía, especialmente los niños. No sé si intentar salvarlos, o si en esa suerte de limbo serán ellos, los que intentarán salvarme a mí.
- ¡Buen viaje!
- ¡Gracias por todo!
- ¿Cómo siguen las manos?
- Bien. Casi, casi.
El frío de La Pampa, duele.
(*)Original de R. Tagore “…querría sentarme silencioso al lado tuyo; pero no me atrevo, no se me vaya a salir el corazón por la boca. Por eso charlo y disparato y me escondo el corazón detrás de mis palabras...”
Julio 2015, Guatraché- Buenos Aires