Lázaro David Najarro Pujol

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La Giraldilla, una bella historia de amor

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Enviada el 23/01/19 a las 18:19:11 - Obra N° SSER190123181911 

"La Giraldilla, una bella historia de amor"

 
Lázaro David Najarro Pujol
 La Giraldilla es el símbolo de La Habana y uno de los más antiguos de la capital cubana. La estatuilla de mujer que es visible desde distintos de La Habana Vieja y tiene 110 centímetros de altura. Esta fundida en bronce. Se erige en la atalaya del Castillo de la Real Fuerza (1539), al noroeste de la entrada de la Bahía habanera.
Deviene bella historia de amor esa figura mujer en forma de veleta, que sostiene en su mano derecha una palma y en su izquierda, en un asta, la Cruz de Calatrava. En su pecho destella un medallón con el nombre del escultor y una corona en la cabeza.
Es obra del escultor Jerónimo Martín Pinzón en la tercera década del siglo XVII.
Publica la revista Excelencias que el 12 de mayo de 1539 partió del Puerto de Carena, hoy La Habana, hacia la Florida Hernando de Soto, séptimo gobernador en Cuba nombrado por la Corona de España al frente de una expedición de nueve buques, 900 hombres y 300 caballos escogidos de entre los mejores de Cuba.
Añade que a cargo de la administración del país quedó su esposa, doña Isabel de Bobadilla y Peñalosa, quien desde el primer día, lejos de ocuparse del gobierno, pasaba horas enteras en lo más alto del castillo a la espera de una nave que trajera a su esposo de regreso.
Precisa la publicación que Soto jamás regresó de la misión dada por los reyes para afianzar el poder de España en La Florida. Murió en el río Mississippi, víctima de una fiebre mortal, el 30 de junio de 1540, pero Isabel continuaba esperándolo, en la torre de vigía del Castillo, en ese entonces residencia del Gobernador de la Isla, hasta que falleció de amor. Pasión que inspiró años después al escultor Martín Pinzón.
Cuenta la historia que el artista quedó fascinado con la fidelidad conyugal, esperanza y amor de Isabel por su esposo y decidió esculpir la figura para perpetuar su recuerdo.
Añade que fue el gobernador de la ciudad (entre 1630-1634) don Juan Bitrián Viamonte quien mandó a fundir la escultura en bronce y colocarla, a modo de veleta, sobre la torre. Bautizó la veleta con el nombre de Giraldilla, en recuerdo de la Giralda de su ciudad natal, Sevilla.
La estatuilla que yergue en el Castillo de la Real Fuerza es una réplica. La original está la incluimos en este fotorreportaje. Las imágenes las tomé en una de mis reiteradas visitas al Museo de la ciudad, en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales.
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