Enviada el 17/05/18 a las 06:14:14 - Obra N° SSER180517061414
"Sancti Spíritus: ciudad de calles empedradas"
Sancti Spíritus —casi en el centro mismo de la isla, a 350 kilómetros al este de La Habana— surgió como provincia a partir de la división política administrativa aplicada en Cuba en octubre de 1976, pero su ciudad se encuentra también entre las ocho primeras villas fundadas por el Adelantado Diego Velázquez en 1514.
Antes de la llegada de los colonizadores, la comarca estaba poblada por grupos aborígenes que cultivaban la tierra y se dedicaban a la alfarería a orillas del río Tuninucú.
Los investigadores locales aseguran que en 1522 Sancti Spíritus ―o Espíritu Santo― se trasladó a las márgenes del río Yayabo, hecho del cual constituye testimonio la Parroquial Mayor, cuya construcción fue finalizada en 1680 después de 60 años de trabajo. Se afirma que su planta es casi idéntica a la parroquial mudéjar de Villa de Alcor, en Huelva, España.
Según la leyenda, el traslado del asentamiento se debió a que una plaga de hormigas provocó pánico en la población. Dicho lugar se encontraba a unos ocho kilómetros del lugar donde se halla actualmente.
Historia y leyenda
Los habitantes actuales de la villa festejan su aniversario el 4 de junio, por ser la fecha en que fray Bartolomé de las Casas se opuso, en la Pascua de Pentecostés ―Sermón del Arrepentimiento―, a las injusticias que los colonizadores cometían contra los indios.
Al caminar por las calles estrechas y algunas empedradas como la calle Llano, que finaliza a orillas del río Yayabo, se observan modestas casas de estilo colonial que han resistido el paso del tiempo. Se caracterizan por los amplios patios interiores en los que la luz, el colorido de los vitrales y una aureola de antigüedad les dan un toque distintivo. Pero no faltan tampoco casas opulentas en las calles Manuelico Díaz y Céspedes, fabricadas en la época de bonanza de los propietarios azucareros.
El puente sobre el río Yayabo ―Monumento Nacional y único de su tipo que sobrevive en el país― fue construido en el año 1825. Es una sólida estructura de cal, arena y ladrillos, de cinco arcos. Cuentan los espirituanos —como se les denomina a los habitantes de la ciudad— que para la ejecución del puente se mezclaron los materiales con leche de vaca o burra, en vez de agua, y por eso ha resistido tan bien el paso de los años.
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