Enviada el 12/07/10 a las 07:16:53 - Obra N° SSER100712071653
"UN PEQUEÑO PALACIO"
(historias de marquesas y otras yerbas)
La historia comienza hace muchos años cuando vivía en baires, tenía muchos lugares pendientes para ir a sacar fotos, uno de ellos era en la avenida Alvear, había visto en una vieja revista unas casas palaciegas que eran muy similares entre ellas y que daban al río, fotos color sepia. Yo en mi listado las había agregado, pero nunca fui. Uno de ellos o dos eran los palacios Duhau, y sabía que uno de estos o el tercero era el obispado.
Me vine y quedó pendiente la foto.
Aquí en Mardel cuando venía de vacaciones siempre le sacaba fotos a toda la ciudad, cosa que hacía recorriendo a pie distintos circuitos, tanto que a veces mis amigos me decían que les mostraba una ciudad que no conocían. Recorrí casi todas las mansiones de estilo pintoresquista-algunas transformadas en patrimonio cultural, algunas transformadas en escuelas y otras ya desaparecidas-no lograron el estatus de patrimonio de la ciudad y abajo!-
Esta puerta la comencé a ver cuando me mudé, me encantó, pero siempre estaba en penumbras no importaba dónde estaba el sol, siempre me prometía ir con el trípode.
Este verano con mi hermana y sobrina de vacaciones pasamos y les mostré la puerta y el edificio y como estaba con el trípode me decidí sacarle. Un señor se encontraba en la puerta y justifiqué mi atrevimiento contándole cómo me llamaba la atención esa puerta y de paso le pregunté de quién había sido ese edificio tan enorme: “de la Marquesa Pontificia”-me respondió!
Yo pensé: no sabía que había marquesas acá y menos pontificias. Me comenzó a contar que esta señora que realizó grandes obras caritativas, creo muchas escuelas e iglesias había sido condecorada por el Vaticano con ese título-después descubrí que hubo dos damas más en la Argentina-. No voy a hablar de lo que pienso de la caridad de lo que sobra o de lo que se le ha usurpado a otros, lo dejo para otra ocasión y otro lugar.
También me siguió contando que como no tenía de herederos a sus sobrinos , estos querían hacerla pasar por demente para administrar sus bienes y que ella viajó a Europa-como todos los argentinos en la bella época en que éramos famosos por tirar manteca al techo- y que volvió curada, renovada y que tomo sus bienes para administrarlos pero que donó todo a la iglesia- porque quería ganarse el cielo, eso lo leí después-.
Esta casona había sido una de las que recibió la iglesia y que luego no sabía cómo se había dividido en departamentos. Anotamos con mi hermana los detalles y que las tejas eran de bronce-más que lujosa para ese entonces- (nota: este pequeño palacio lo construyó la marquesa para que descansara un obispo…me imagino que por el contrario se agotaría recorriéndolo. Yo me elegí mi sector, el que tiene un balconcito con ropa tendida) Continúa 2° parte…..