18/09/19 19:24:45
Me he preguntado hoy si tú entendías la media luz / si hallaste el todo, / si te faltaba piel, no quiero, entraña, como a mí. / Me he preguntado si asumes la ternura de memoria, / si odias tu trabajo, los relojes, mi ómnibus, / el alba fiera, insobornable? / ¡Ay, tantas cosas? / (¡Qué trastorno hace aquí si te recuerdo, / qué venas tengo nuevas si me ayudas / a duplicar el alba / otra vez en mi frente!) / Y las preguntas pasan inalterables, con verano, / ayer, ahora, siempre, / siempre, ahora, ayer, / y quedo muda sobreseyendo un pájaro, / la fiebre, el mar, / la arena que debe estar contigo, / todas las soledades, / el desayuno triste como un acuerdo impronunciado. / ¡Ay, qué palabra diré para ignorarte, / en cuál silencio no hablaré tu nombre / que ya supe! / Mira, te quejas y el amor instala / la agonía, / el tiempo, / la casa extraña donde empecé tu carne / hecha de estalactitas y misterios. / Mira, te quejas, / y yo me acojo a un zumo de azucenas porfiadas, / a niños que desean intervenir mi vientre. / Mira, te quejas, / y estoy yo sola con tu voz / -nelumbio, amarillez, cauto cristal- / viviendo el alarido de la noche muerta / que resucito en el poema. / / Yo me pregunto hoy cómo aplacar el cisne, / lo inefable de tu tedio, / la marca de mi alma, / esto que no es morirme aunque me muero. / Y sigo oscura, oscura, oscura, / por gusto derramada, / como esos sauces que nos dicen llantos / que no oímos, / como esas olas que se acaban tan cerca y no miramos, / como esos cánceres horribles que ni duelen, / como esa luz que aunque es la luz porque es la luz / nos deja ciegos? / / Yo me pregunto, / llama que no se dijo, / cerrada puerta, / óxido, / hueso maldito, / sed; / yo me pregunto cómo saberte a toda la sorpresa, / a adolescencia, / a naufragio por fin, / a vértigo, / a imposible; / cómo salir de pronto a condenar tu sangre, / a dividirte en truenos, / a ser otra / metida en tus gavetas de estudiante.
Lázaro David Najarro Pujol