Preseleccionada por FRTema: Fotografia de Autor - Enviada el 12/05/13 a las 01:51:21 - Foto N° 130512015121
"Que afuera sea día o noche, allí no hay diferencia"
Las minas de Cerro Rico, en la ciudad de Potosí (Bolivia), representaron una fuente de riqueza para España: desde el siglo XVI hasta el final del dominio colonial que ocurrió casi 300 años después. Toneladas de plata fueron extraídas de las montañas y enviadas a la corona española. Pero eso, fue solo una pequeña fracción de la plata extraída, quizá un 30 o 40 por ciento , que a pesar de todo representaba tres veces el total de las reservas europeas de la época. El resto se quedaba en la colonia donde servía para pagar los excesos de los virreyes, los obispos y los soldados. Nada se invirtió en la mejora de la colonia. El dinero se gastaba en especias, joyas y palacios y acaba por tanto en manos de los comerciantes del norte de Europa .
Desde hace 500 años, decenas de miles de aborígenes y esclavos negros fueron sometidos a una explotación infrahumana. Ahora, después de casi cinco siglos, la montaña está dando advertencias de agotamiento. La mina no se cerró, pero se empezaron a buscar otros minerales que hasta el momento se habían descartado, como estaño o zinc.
Uno no puede dimensionar o imaginarse lo que significará trabajar allí todos los días, por años y años. `La vida útil de un minero no supera los 45 años por lo general` -nos explica la guía-. Los hombres eligen en qué momento trabajar sus turnos de 8 o 12 horas. Cuanto más produces, más puedes ganar. Y, ganan entre 50 y 80 bolivianos por día. O sea, entre 7 y 12 dólares. A veces, tanto como 150 o 200 (15 o 20 euros) por cada jornada de entre 12 a 24 horas, dependiendo de la calidad del mineral y los precios que el patrón sepa negociar. Un almuerzo en un restaurante de menú cuesta en Bolivia entre 10 y 12 bolivianos. Saquen sus propias conclusiones.
Es impactante saber que la explotación, la pobreza y la contaminación que padecen los mineros del Cerro Rico de Potosí (a 4.160 mts de altura) es igual o peor que en tiempos del Virreinato del Perú. El sistema de extracción no ha cambiado mucho, de no ser por el uso de las vagonetas, la dinamita y, en algún caso, los martillos neumáticos. Ahora, una verdadera hormiguera sigue dentro, pero la mina se está acabando, y con ella las perspectivas de trabajo de los hombres.
Existe la posibilidad de bajar a la mina, a ver como trabaja la gente, con escasa luz (solo las linternas de sus cascos), con poco aire y en condiciones extremas. Actualmente, se estima que son 15 mil los mineros que trabajan en las minas, entre hombres, mujeres y niños, sin posibilidad a una educación escolar, muchos empiezan en la mina con 13 años, algunos jóvenes a los 9 años de edad.
No bien se ingresa, al respirar se percibe el polvo en el aire, el frío, y cierta sensación de claustrofobia. El ancho del túnel por momentos apenas debe superar el metro, cada tanto hay que agacharse para no chocar con caños, dinteles y pilares que sostienen la galería. Hay que llevarse puestas altas botas que protegen del agua helada que en algunos puntos se acumula en grandes charcos. Seguimos el camino de los rieles que guían las vagonetas en la que se transporta el mineral extraído. Sólo la vagoneta pesa 100 kg, adentro lleva una tonelada de material. Cada una es llevada por una cuadrilla de tres hombres, dos empujan y uno la arrastra usando una soga.
¿En cuántos otros lugares como éste se mide la `vida útil` de un ser humano”?
El gobierno quiere cambiar todo esto, y evitar que la gente pase su vida en la mina -comenta la guía-. Pues uno se pregunta entonces, ¿de qué vivirán las familias de estos 15 mil mineros?, si es lo único que tienen.
Se estima que a lo largo de cinco siglos en Potosí, ocho millones de personas han muerto trabajando en la mina.
Yo me pregunto: ¿qué es mejor, matar por creer que una raza es mejor que otra, o matar por codicia?. En realidad hubo algo de ambos elementos en este genocidio.
En fin, ¿no deberíamos al menos dedicarle unos párrafos a este tema (como tantos otros) en los libros de historia y explicar exactamente cual es el tamaño de la deuda histórica que tenemos con América?.. Al fin y al cabo por un poco de plata murieron OCHO MILLONES DE PERSONAS.
Finalmente, les recomiendo que lean el libro: “Las venas abiertas de américa latina” (Eduardo Galeano), allí se explican mejor las consecuencias de la explotación. Los que han leído este libro, sabrán lo que