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Cosas que uno no olvida...la plaza quedaba a unas seis manzanas de casa.La canasta era circular y muy grande. Mi papa era fuerte, me decia los domingos `Hora de canasta`, y yo corria y me metia en ella. Tendria cinco años y era una tripita de flaquita.Inolvidable el camino, ver todo mi barrio desde la canasta...y llegar a la plaza a ver tanta abundancia. Siempre me llamaron la atencion las carnicerias, los cortes...Hoy conservo esa fascinacion y visito muy frecuentemente las plazas. Soy una gran cocinera, esa es mi despensa, y los vendedores mis amigos.
Ana Maria Walter