Tema: Varios - Enviada el 07/11/17 a las 07:20:39 - Foto N° 171107072039
"Era Moby Dick - una foto con cuento"
(Junin de los Andes y Casbas, Prov. de Buenos Aires, Argentina)
Mi página Era Moby Dick
Autor: Gustavo Luben Ivanoff
Pertenece al Libro: Historia y Relatos de Pescadores
Los Concursos de Pesca siempre resultan una fuente inagotable de historias. Algunas reales, otras, como es común entre los pescadores, mentirosas. Y algunas, producto de la imaginación de algún escritor, disfrazado de Pescador.
Y ésta historia tiene su origen en una jornada que tiene su comienzo a las 6 de la mañana, con la reunión previa al Torneo. Algunas caras con la almohada dibujada, otras con los ojos que esa la noche no supieron lo que es estar cerrados. Algunas caras con la ilusión de tener en la punta de la línea el Gran Pez que los lleve a la gloria. Otros, haciendo sociales, le entran al café con facturas.
Conocida la conformación de equipos, 2 Pescadores y 1 Fiscal, se aprontan para la desinfección de la vestimenta y raudos ganan la ruta en busca de ése lugar en el Rio donde demostrar lo que saben, y lo que no también.
Y allí está él, “El Profe”, que se anotó solo, sin compañero, a la espera que otro “Gaucho suelto” se inscriba para conformar pareja. Aguarda para conocer su nombre y quien oficiará de Fiscal.
Y cuando el Coordinador indica que el Equipo Nro. 22 está formado por uno solo, y dice su nombre, algunos pensaron que la razón se debía al número. Lo cierto es que la Fiscal, era una joven.
- ¡Cuiden a la Fiscal! – repitió una y 22 veces el Coordinador.
El Profe ve cara conocida a la Fiscal. Una ex alumna con la cual compartió aula hacía más de una década.
- ¿Dónde le gustaría pescar? – pregunta la Fiscal.
Y el Profe le explica que hace 25 años atrás había ido a pescar a un lugar donde existía un pozón profundo y lento, frente a la explanada de una casa cuyo verde césped se adentraba en el río. La Fiscal frunció el ceño, casi no había nacido por entonces, pero dedujo a qué se refería, por lo aprendido en la reunión previa que mantuvieron los Fiscales para conocer los posibles accesos y lugares. Y hacia allí van. El Profe conduce con precaución, ya no tiene la ansiedad de otrora por pescar. Pasan por distintos accesos de pesca, en todos ellos hay varios vehículos estacionados y de algunos descienden pescadores ya vestidos y prontos para la acción.
La Fiscal indica una tranquera, la que trasponen y vuelven a cerrar, las huellas frescas indican que es un camino transitado recientemente, y lleva al río.
- Creo que es por allá – señala ante una bifurcación.
Un grupo de Pescadores lucha por un lugar entre la maleza costera, donde lanzar sus señuelos con equipo de spinning. Las aguas blancas no son un buen indicador para pescar al comienzo de la temporada, porque el río es muy caudaloso. El Profe le pregunta a un Guardafaunas por el lugar de sus recuerdos. Este le indica como ir, debía retornar por el camino ya hecho casi hasta la tranquera.
- Vengo de allí, nadie ha elegido ese lugar – acota.
Y allí van, amenizando el trayecto con anécdotas estudiantiles.
El tiempo avanza. Y por la Red de Comunicaciones de la Fiscal, las novedades de capturas logradas conforman la red de noticias.
- ¡Qué bueno que haya capturas, ojalá sean buenas piezas así tendremos una propaganda de nuestro lugar! – dice el Profe.
Una vez arribado, muy tranquilo comienza a “disfrazarse de Pescador”. Llegan otros Equipos que antes estuvieron probando suerte por otros lugares, y rápidamente se dirigen al río. El tiempo avanza. Antes el Profe era veloz para vestirse, ahora, el paso de los años le alejó los cordones de los zapatos de vadeo.
Cuando llegó al río y pronto a probar suerte, consulta el reloj, ya había pasado 1 hora y media de la hora de comienzo. La mañana es fresca, pero no hay viento, un sol remolón intenta evaporar el rocío del pasto que emana “olor a verde”. La luna llena abandona el cielo para dormir detrás de las montañas.
- Tuvimos luna llena, las truchas comieron toda la noche, va a estar duro – reflexiona en tono catedrático el Profe.
Los pescadores que llegaron antes ya probaron el lugar sin suerte. Algunos se animaron adentrándose a la caudalosa y gélidas corriente, justo por los lugares donde la lectura de las aguas indica que se refugian los salmónidos, que no desean dar pelea en vano a la fuerte correntada y buscan refugio cerca de la costa. Pero para la mayoría de los Pescadores los peces están allí, recostados en las mansas aguas de la orilla de enfrente, y desprecian la posibilidad de tenerlos a pocos metros de su costa.
El Profe eligió la modalidad Mosca, la mayoría Spinnig.
- Empezaré por el Plan A – dice en voz alta. Elige una línea de profundidad y moscas grandes y lastradas. Prueba varias, que siempre le han dado resultados positivos, pero ahora, nada. El río está muy caudaloso. Pasa al Plan B, afinando el nylon y colocando moscas más pequeñas. Es meticuloso en el barrido del área, lances cortos y cada vez más largos hasta cubrir los 20 metros de costa que le permiten lanzar sin árboles. Y vuelta a comenzar. Pasa al Plan C, D, hasta llegar al Z. Esto incluyó línea de flote con las distintas moscas acordes a la condición climática. Una eclosión de insectos inundó el aire en cuanto el sol entibió el aire.
Los años no vienen solos, traen cansancio de la mano de los kilos extras y las piernas necesitan descanso.
Es momento de un picnic. El lugar es lo suficientemente bello para eso. De la mochila emergen unos sándwiches preparados la noche anterior y que bien acompaña al café humeante de un termo. Sentados en el verde y húmedo prado, la Fiscal y el Profe saludan a los Pescadores, que deambulan de ida y vuelta en sucesivas veces tras recorrer varios kilómetros. La radio permanece muda, no hay capturas, no hay peces. La famosa frase “Parece que las aguas están vacías” se hace presente en el recuerdo como fiel reflejo de la realidad, y justifica el alto en la pesca para disfrutar el descanso. Se habla de pesca, de las características de las moscas, de anécdotas de otras salidas y participaciones en Concursos. Continúa el incesante tránsito por la orilla y dentro del agua “pisoteando” el lugar donde deberían reposar tranquilos los salmónidos. La hora avanza lentamente y las noticias de capturas están ausentes. No vale la pena estar “palo y palo” dice el Profe a la Fiscal y continúa tendido en el pasto. “Voy a ir llenado la planilla” dice la Fiscal y el Profe ríe. “Aprovechemos la grilla de la planilla para jugar al Ta Te Ti” acota riéndose de su suerte.
Queda media hora para el cierre acordado. “Vuelvo al Plan A”, dice y elige una mosca nunca antes usada por no ser de “reconocida trayectoria” sino todo lo contrario. Es que en momentos así, es cuando se colocan esas moscas raras, algunas encontradas en lo alto de algún árbol ó compradas por… por curiosidad.
Se trata de algo realmente monstruoso. Grande por demás, bien lastrada con alambre y plomo y de vivos colores donde se realza un naranja fosforescente. Un engendro que en la naturaleza no existe pero que pesca-pescadores y se usan en momentos como éste. Y allá comienza a volar dificultosamente ganando distancia y cayendo estrepitosamente en un remanso detrás la roca y antes de esa rama que se mueve acompasada por la corriente.
Y en cuanto corrige la línea se produce el milagro. La línea se tensa y da emoción. “¡Ahí estabas mascalzone!”. Y la caña apunta al cielo. La puntera no, se mueve pesadamente cabeceando.
- No hay que ser ansioso – dice sin recoger línea.
Conforme pasa el tiempo intenta meter presión recogiendo una par de vueltas al reel. La caña acusa la acción y se curva aún más. El Profe afloja pero no pierde la tensión, camina aguas abajo para obligar otro rumbo y levanta la caña al tiempo que curva su espalda. No quiere adentrarse en las aguas, es hora de pelearla en seco, la tensión es grande.
- Quedan 5 minutos Profe – dice la Fiscal.
- ¿Para qué? – pregunta con los dientes apretados y ya con signos de cansancio.
- Para la hora de finalización.
- Vení, ayudame.
- No puedo, es contra el Reglamento.
- Entonces agárrame del chaleco para que ésta bestia no me tire al agua.
- Yo no puedo, pero le pido ayuda a otro pescador si quiere.
- Daleeeeee apurate, ya no doy más.
Y allí sigue el Profe, manteniendo firme la línea hasta que llega otro pescador.
- Debe ser una marrón, porque pelea en el fondo – acota el recién llegado.
- Ya es la hora, abandone la pesca – dice la Fiscal.
- ¿¡Qué?! Nooooooo ni aí… tengo a Moby Dick en la punta de la caña y la voy a sacar. La moveré de su zona de confort, la voy a traer a ésta orilla si es que la puedo hacer pasar la corriente y que no vaya aguas abajo.
Le mete más presión a la caña y allí va, pesadamente hacia el medio del río y por el fondo.
- Profe, nos tenemos que ir, corte la línea por favor – suena correcta la orden de la Fiscal.
Y como si las palabras fueran un hecho, la línea pierde abruptamente la tensión… “Se llevó la mosca” reflexiona. “¡Era Moby –Dick!” repite una y mil veces durante el retorno.
“¡Era Moby Dick!” comentó durante el almuerzo con todos los que pudo.
El Coordinador agradece por la participación y buenas capturas logradas, alienta a los que no han pescado proponiéndoles mejor suerte el año próximo y para finalizar, muestra en lo alto una colorida y extravagante mosca anaranjada fosforescente, al tiempo que pregunta: “¿Quién es el dueño de ésta mosca que fue encontrada en un tronco que iba a la deriva”.
Velocidad: 1/1424.8s Diafragma: f:2.8 Sensib.: 100 iso Focal: 2.5mm (equiv. 15mm)