Tema: Viajes y Turismo - Enviada el 02/05/20 a las 00:20:22 - Foto N° 200502002022
"Plaza en la Catedral de San Salvador de Bayamo"
Cuenta el cronista español Antonio Perpiñá, en su libro El Camagüey: Viajes pintorescos por el interior de Cuba y por sus costas, que San Salvador de Bayamo fue por espacio de 70 años la comarca de mayor importancia agrícola de la colonia y «el emporio del comercio con la isla de Jamaica y Tierra Firme. Un desbordamiento furioso del Cauto, habido en el año 1616, eclipsó en parte sus glorias y su fortuna».
En su periplo por la comarca, mucho antes de que los bayameses incendiaran la ciudad (12 de enero de 1869), el escritor apreció la existencia de cuarenta calles y nueve plazas: «La de Armas o de Isabel II, llamada también La Mayor, era la más regular de todas. Presentaba un rectángulo de 110 varas de longitud por 90 de mayor anchura; y en sus lados aparecían los edificios más respetables de la población…»
El gran incendio provocado de Bayamo es el motivo por el cual no existe esa arquitectura colonial que muchos visitantes esperamos ver, salvo los vestigios en la Catedral y otras edificaciones.
Perpiñá, al describir la Plaza de San Juan, la califica como la más espaciosa de la antigua villa, «era un ensanche de las calles de San Blas y de San Juan, al frente de la parroquia del mismo nombre…»
Responder02/05/20 09:13:49
Muy próximo se puede apreciar la fascinante Plaza de la Revolución; sobre el piso de granito, las estatuas a Carlos Manuel de Céspedes, el padre de la Patria, y Perucho Figueredo. Las Plazas descritas por el cronista mantienen su esplendor, gracias a la intensa y minuciosa labor de los restauradores. / Una parte importante del atractivo de la demarcación se concentra en el centro histórico, en el que también está enclavado un museo que atesora algunas pertenencias y documentos de Carlos Manuel de Céspedes; se exhibe El Cubano Libre (el primer periódico mambí independiente publicado por él), y otros objetos y reliquias de las luchas por la liberación nacional. y Cuna de la Nacionalidad Cubana. Es una ciudad interesante, en laque se combinan juventud y tradición.
Lázaro David Najarro Pujol Responder02/05/20 00:27:27
Las Plazas descritas por el cronista español Antonio Perpiñá, en su libro El Camagüey: Viajes pintorescos por el interior de Cuba y por sus costas se mantienen esplendorosas, fruto de la intensa y minuciosa labor de los restauradores. Perpiñá retrató La Parroquial Mayor tal como la captó la cámara fotográfica: hermosa, sorprendente, pero ahora nuevamente renovada, a tal magnitud que la vieja edificación tiene hoy un aspecto joven. / Sigue siendo un inmueble espacioso de sólida estructura, aunque de modesta construcción, con elevada torre. Asegura el cronista español que la iglesia había sufrido, a través de 325 años, varios descalabros, entre ellos el terremoto de 1551. / Es el segundo de esos templos fundados en la Mayor de Las Antillas y está / El Paseo-Boulevard bayamés ofrece al visitante una agradecida combinación de arquitectura colonial y modernidad, flanqueado por diversas edificaciones que poseen la condición de Monumento Nacional; toda Bayamo es Ciudad Monumento Nacional ubicado en la parte meridional de la ciudad. En la Catedral de San Salvador de Bayamo, levantada originalmente en 1613, se mantiene intacto uno de los altares barrocos más admirables de Cuba. / Hoy es conocida como Catedral diócesis, Reedificada en 1869, en su plaza circundante se ejecutó el jueves 11 de junio de 1868, la marcha guerrera de Perucho Figueredo, devenida Himno Nacional de Cuba. Todo ocurrió ante el asombro del Gobernador colonial de Bayamo, teniente coronel Julián Udaeta. / La labor restauradora traslada al visitante a la época descripta por Perpiñá, pero que ahora es conocida por la Plaza del Himno, donde se yergue también el edificio de la nacionalidad. / Muy próximo se puede apreciar la fascinante Plaza de la Revolución; sobre el piso de granito, las estatuas a Carlos Manuel de Céspedes, el padre de la Patria, y Perucho Figueredo. Las Plazas descritas por el cronista mantienen su esplendor, gracias a la intensa y minuciosa labor de los restauradores.
Lázaro David Najarro Pujol