Tema: Naturaleza y Paisaje - Enviada el 18/09/20 a las 01:08:13 - Foto N° 200918010813
"El Tajamar: aguas frías e hilo de la urdimbre"
La ciudad cordobesa de Alta Gracia, cuya antigua estancia jesuítica es Patrimonio Cultural de la Humanidad, es conocida en el mundo no solo por su hospitalidad y valor arquitectónico, sino también por la existencia del dique Artificial El Tajamar, una obra ingeniera impresionante y avanzada para el siglo XVII.
Hace más de cuatro siglos la región tenía un régimen de lluvia muy pequeño, con temporadas impresionantes de sequías.
Chicamtoltina: Aguas frías
Alta Gracia (en el amplio Valle de Paravachasca, entre los faldeos orientales de la Sierra Chica al oeste y la llanura pampeana al este), no posee ríos, aunque por sus tierras corren las aguas de dos arroyos serranos que la atraviesan que los mismos aborígenes, con su gran sensibilidad en torno a la naturaleza, habían bautizado con los nombres de Chicamtoltina, el más grande y Caocamilin, el más pequeño.
Por qué el nombre de Chicamtoltina? Como sus cristalinas aguas bajan desde las sierras y vienen frías, significa en lengua nativa Aguas frías y atraviesa 12,5 kilómetros de oeste a este y desembocan en el Río Anizacate.
El referido arroyo como consta en las bibliografías “llama a relajarse bajo la sombra de la arboleda en un ambiente adornado por el sonido del agua y el canto de los pájaros”, extendiéndose “en una costanera ideal dónde reunirse, descansar y disfrutar del contacto íntimo con la naturaleza”.
El hilo de la urdimbre
El arroyito Caocamilin (afluente del principal del Chicamtoltina), en lengua originaria significa: “el hilo de la urdimbre del telar que sube y que baja”, esto es porque el arroyito desde sus nacientes, a veces se hace subterráneo y luego aparece nuevamente en la superficie, tal como ocurre con el hilo o la lana cuando tejemos, consideró el historiador Luis Rosanova.
El Caocamilin tiene una particularidad, aparece y desaparece, porque se oculta debajo de las piedras como hilos sonoros que suben y bajan.
Los padres jesuitas, hace más de cuatro siglos, necesitaban agua para abastecer la estancia de Alta Gracia. Expone Rosanova que desde la zona alta, donde se encuentra el reloj Público, hacia abajo eran áreas de quintas, de frutales (durazno, entre otros), que necesitaban regadío.
Entonces los jesuitas planteaban la necesidad de aprovechar esa caída de agua y armar un gran dique de contención para almacenar cientos y cientos de litros para tener siempre ese preciado líquido y poderse abastecerse de frutas, verduras y de todo durante el año sin necesidad de esperar la etapa de lluvia.
Y entonces se erige El Tajamar, el dique artificial más antiguo de la provincia de Córdoba, construido por los Jesuitas en 1659. Consta en una tapia que “su caudal de agua permitía el riego de los sembradíos, además del funcionamiento de dos molinos harineros y un batán. Es un lugar de encuentro de familiar y esparcimiento”, apunta el historiador.
Considera Luis Rosanova que las piedras que forman parte de los paredones de El Tajamar colocadas en aquel siglo XVII cuando se hace el lago, pero mucho más extenso porque tenia que abastecer de agua a toda la zona. Actualmente posee árboles.
“Tenía un sistema de puertas, que aun se mantiene, que cuando necesitaba descomprimir la cantidad de agua porque había llovido mucho, se abrían las compuertas y se alivia para que ingresara agua limpia”, aseguro Bosanova.
La existencia del embalse propicio el florecimiento económico de la comarca y poder solventar los gastos de la Universidad de Córdoba, una de las más antiguas de Latinoamérica, fundada por los Jesuitas.
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