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Yaki Yaskvloski Los Muros, Festival de la Luz
Corporacion Buenos Aires Sur / Buenos AiresRealizado el: 3 de Agosto
30 fotos en este FO.CO. Ver como Galería Lytebox
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En el marco del
Festival de la Luz, Yaki Yaskvloski inauguró la serie
Los Muros, realizada en la frontera de Tijuana y EE.UU.
El crimen organizado, las ejecuciones, los secuestros, los poderosos carteles de la droga, las bandas de narcotraficantes, los tiroteos callejeros, la prostitución y la trata de blancas, hacen de Tijuana una de las ciudades más peligrosas del mundo. Pero también es la puerta de entrada al sueño americano, una puerta que tantos migrantes quieren cruzar. Algunos caminan durante semanas, ocultándose durante el día, para evitar la “migra” antes de encontrar la civilización. Pero otros no llegaran. Mueren por hipotermia, deshidratación, picados por serpientes venenosas o abandonados por los coyotes (guías). Según cifras estimativas, entre 400 y 500 migrantes mueren anualmente en el intento. Paralelo a la vieja valla metálica, y condenado por los defensores de los derechos humanos, un nuevo muro se está construyendo, impenetrable, electrificado, dotado de sensores calóricos y cámaras de vigilancia, aprueba de sopletes, cortafierros, armas de fuego, imposible de escalar o de derribar con vehículos. Con la construcción de este muro blindado, los cruces ilegales en esta parte de la frontera han bajado drásticamente. Pero no se detuvieron. Los coyotes o polleros, ahora usan túneles y caminos más peligrosos con consecuencias dramáticas para los migrantes: robos, violaciones y más muertes. A todos estos obstáculos, se suma la operación xenofobia, el Minuteman Project, bloque civil que patrulla la frontera estadounidense. Disponen de armas, vehículos, medios de comunicación y aviones. Se sospecha que esta organización es sostenida materialmente por los grandes rancheros de la zona, que han tomado el rol de caza inmigrantes para entregarlos a la guardia fronteriza. Cruces y ataúdes recuerdan a los muertos de la frontera en los muros que separan dos mundos. Del otro lado, en el primer mundo, las patrullas, barcos y helicópteros están siempre alerta, siempre listos para deportarlos. Del otro lado, cadáveres y restos humanos de los migrantes que no pudieron llegar. De este lado, en el tercer mundo, los que no pudieron cruzar la línea, mendigan, roban o trabajan en la prostitución. O están muertos.