Sobre fierros y maderos / B. Casaballe
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"Sobre fierros y maderos"
A. Becquer Casaballe
Buenos Aires, Argentina
becquer@speedy.com.ar Volver Sobre fierros y maderos
(Construcción de un barco sobre el Riachuelo)
Los barcos son construcciones muy especiales, con una estética diferente puesto que deben sobrevivir en uno de los medios esenciales de la naturaleza, el agua, en sus formas más intempestivas, violentas e, incluso, apaciguadoras, como son los mares, océanos y ríos.
Cuando se los construye, en realidad van surgiendo y tomando forma entre chapas de acero y maderas hasta que, en algún momento, adquieren un alma como la de las personas. Es que son criaturas con personalidad y carácter como tienen los hombres. No hay dos barcos iguales pero, si además, hablamos de veleros, entonces estamos ante la esencia misma del arte de ir por los mares.
Joseph Conrad lo dice:
“La larga duración de las travesías, la creciente sensación de soledad, la estrecha dependencia de las mismas fuerzas que, favorables hoy, mañana, sin que cambie su naturaleza, en virtud del mero despliegue de su potencia, se harán peligrosas, contribuyen a crear ese sentimiento de camaradería de los hombres de mar”.
Compartir la experiencia de ver crear y nacer un barco no es algo que se nos puede dar todos los días, excepto naturalmente para quienes trabajan en un astillero. Estas son, pues, las fotografías de la reconstrucción del Motovelero Oceánico Dr. Bernardo Houssay (ex – Atlantis, ex – El Austral) que está realizando la Prefectura Naval Argentina en el Astillero Tandanor y que habrá de servir, a partir del año 2010, al celebrarse el Bicentenario, de plataforma operado por el CONICET y con dotación de la Prefectura, para llevar adelante estudios e investigaciones sobre las ciencias del mar, además de ser un barco-escuela.
Las fotografías tratan de mostrar lo que después, cuando el casco está a flote, con su cubierta tapizada de madera, sus palos altos y gallardos con la jarcia de acero y los cordajes para la maniobra de las velas, con la comodidad de sus cámaras y camarotes, el moderno instrumental del puente de mando, ya no podrán ser contemplados siendo difícil imaginar el trabajo de los hombres, anónimos ellos como lo han sido los constructores de catedrales.
El límite de la fotografía es nuestro propio límite