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Mil ápices mil…
Un ápice de arena, no es nada impresionante, pero mil ápices, mas mil y miles mas, crean las preciosas y majestuosas dunas de Merzouga en Marruecos, con su espectacular color naranja fuego que incluso antes de tocar con muestras manos ya marca el paisaje, haciendo mágico el momento en el que las ves por primera vez aparecer en el horizonte, convirtiéndose en una realidad cuando andas por ellas al atardecer, así como al sentir correr la arena entre tus manos.
Los sentidos se agudizan ante la inmensidad de las arenas que siendo solo miles de ápices insignificantes, juntos y con esa fuerza del numero ingente que las componen, nos hacen sentir la grandeza de las simples cosas como es un grano de arena.
Nos fijamos y adoramos lo majestuoso y grande del mundo, pero es la esencia de la composición de estos grandes colosos lo que le dan la fuerza para crecerse y mostrarse así de esplendidos, dándonos de nuevo una lección moral hasta el mas insignificante grano de arena, creando las mas bellas , sugerentes y diversas formas y texturas, convirtiéndose en una sublime obra de la naturaleza al unirse, “Mil ápices mil…”
El límite de la fotografía es nuestro propio límite
