Ritual / Jorge Heredia
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"Ritual"
Jorge Heredia
Perú / Holanda
http://www.jorgeheredia.com Volver Sobre la fotografía de Jorge Heredia
por H.M. Sittig
Cuando conocí a Jorge Heredia en 1990 él caminaba con una vieja cámara de juguete que había comprado por un dólar en un baratillo. Al principio me pareció casi un chiste, un comentario irónico al equipo sofisticado con que otros fotógrafos se endulzaban, pero pronto comprendí que se trataba de mucho más que eso. En los años sucesivos desde una posición privilegiada he seguido de cerca el desarrollo de la obra de Heredia y he podido constatar que sus propuestas son muy serias. Armado con una cámara de juguete y con la mirada de un niño, inocente y cruel a la vez, se ha dedicado perseverantemente a la edificación de una obra fascinante.
Jorge Heredia (Lima, 1958) quiere crear imágenes, y no obstante que ha elegido el medio fotográfico, no se le puede llamar fotógrafo inambiguamente, sino más bien una mezcla con algo de apasionado artista visual y de fabricante de sueños y poesía. A Heredia le disgusta que el uso de cámaras infantiles sea visto por muchos como la característica principal de su trabajo. El contenido temático de sus fotos también es de vana importancia, y sus fotos al final de cuentas dejan ver casi nada (o casi todo) del mundo. Tienen más en común con lo que el ojo humano con todas sus limitaciones es capaz de percibir que con la pulida seudorrealidad a la que por generaciones ya estamos acostumbrados gracias al contacto con los medios de comunicación visual.
Las fotos de Heredia tienen generalmente poco que ver con algo bello, si bien el resultado final es de una manifiesta belleza, una belleza que en el momento más inesperado irrumpe como una revelación. Sus imágenes son desenfocadas y distorsionadas, pero sin embargo o hasta quizás por eso mismo portan algo muy directo, sin desvíos, de los ojos del fotógrafo a los ojos del espectador. Ver este trabajo es una especie de experiencia mágica, pues nos arrastra dentro de la imagen, dentro de la mirada del fotógrafo. Los espacios cuadrados poblados con densas oscuridades, puntos iluminados y sombras fugaces de figuras que casi abandonan el encuadre, funcionan como meros retazos de nuestra memoria, recuerdos lejanos casi olvidados. Estas imágenes se quedan clavadas, desapercibidamente se graban en el interior, al igual que el sueño borroso que a veces por semanas continua persiguiéndonos.
Esta experiencia de revelación compartida, el extraño poder que estas fotos poseen, es la característica más saltante de la obra de Heredia. En sus manos la cámara se vuelve un objeto ritual. El acto fotógrafico, el de ver y compartir la mirada conforman el ritual. La vida sucedida ante la cámara, las personas y los objetos de las fotos no son víctimas sino participantes silenciosos del ritual.
El conjunto de fotos aquí presentado cubre el período en que Heredia se dedica a trabajar exclusivamente con cámaras defectivas, entre 1990 y 1996. La mayoría de las fotos son hechas en el Perú, su país de origen, al que vive retornando recurrentemente, y las restantes en varios otros países, entre ellos Holanda, su país de residencia en los últimos años.
A pesar del hecho de que en el universo de Heredia no hay espacio para dioses, no es exagerado llamarlo un místico. Los místicos siempre han buscado la trascendencia del individuo por la unión con el todo. Heredia va depurando la imagen hasta que ella tiende a desaparecer en la luz que la conforma, en la unión última y total, donde se entremezclan la profundidad de la tiniebla y la transparencia del rayo enceguecedor.
H.M. Sittig
Extraido de la presentación del libro "Ritual"
El límite de la fotografía es nuestro propio límite