Viaje al Impenetrable / Ezequiel Peralta

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"Viaje al Impenetrable"

Ezequiel Peralta

Lomas de Zamora, Bs.As., Argentina
http://www.ezefotografia.com
 Volver Entre los meses de Enero y Febrero realicé un viaje a “El Impenetrable”, en la provincia del Chaco, en donde me encontré con situaciones que no pensaba ver. Creía que no existía con tanta magnitud, pero la vida en esta región de la Argentina es totalmente precaria, sé que muchos opinan y me parece perfecto porque somos libres de ejercer nuestro pensamiento a que no hay que salir muy lejos de nuestros hogares para tropezar con gente indigente, y sí! Es así, no lo voy a negar pero los que viven aquí, en el Impenetrable están totalmente abnegados de todo, y la vida se les hace muy difícil por todas las necesidades aquí existentes, cosa que en las grandes ciudades bien o mal se pueden remediar, ¡ACÁ NO!

El Impenetrable está comprendido por: Nueva Pompeya, Fuerte Esperanza, Wichi, Sauzal, El Sauzalito, y Fortín Belgrano, a este último no pude acceder por el corte que se produjo por la crecida del río, ya que en estos meses es época de temporales ¡y que temporales!, jamás presencié tan poderosas tormentas: parecía que estaba entre estruendos de cañones de gran porte.

En cada pueblo hay parajes que están ubicados a muchos kilómetros dentro del monte selva, los cuales más aún están olvidados y carentes de lo que todo ser humano pueda poseer: una buena atención en Salud, una digna Alimentación, Educación, Vivienda. En si todo lo necesario para una formación digna a la que todo ser humano tiene derecho.

Y por sobre todas las cosas a que los “no`tsas” (en dialecto Wichi: niños) puedan crecer: con una “infancia digna”, una buena educación, una buena atención sanitaria, una alimentación justa y debida, una vivienda digna, y lo esencial “un buen crecer entre juegos y armonía en To`Lhuckey (familia).

Los no`tsas (niños) de miradas llenas y vacías son felices pese a todo, juegan, corren libres sin entender aun lo que les depara la vida si llegan a su juventud, esta vida a la que NO están justamente preparados en su educación, los devorará y sabemos que es así.

En El Impenetrable los habitantes son en su mayoría aborígenes de la etnia Wichi; las palabras de uno de ellos: “Wichi Weter Tol`Amil”, traducido significa Wichi pueblo olvidado, son los mas olvidados. También viven criollos los cuales padecen las mismas necesidades.

Las carencias son la atención digna en el servicio sanitario por la falta de medicamentos tanto en los hospitales de los pueblos como en los puestos sanitarios de los parajes, de los cuales algunos parecen venirse abajo en cualquier momento por la pésima infraestructura que padecen.

También se necesitan ambulancias para los traslados de enfermos que deben ser hospitalizados desde los parajes vecinos o sino lo que ocurre a menudo es que tienen que ser derivados a Resistencia y quedándose así sin ambulancia para el traslado de otros pacientes.

También existe, en gran parte de El Impenetrable, discapacitados, los cuales no tienen la atención debida que necesitan, tanto por la falta de medicamentos que poseen y por la necesidad de algún subsidio para poder obtener algunas sillas de ruedas a quien las requiera.

Requieren de puestos de trabajo estables para subsistir; muy pocos hoy tienen un puesto de trabajo fijo, el cual dura cuatro años, igual no estamos hablando de un salario digno pero bien o mal es algo seguro que en la mesa van a tener, en cambio la mayoría se hace de changas, las cuales son pocas por la gran cantidad de desocupados que prevalece allí. Algunos desisten y sin mirar atrás dejan a sus familias y parten rumbo a otras provincias para changuear en alguna que otra cosecha.

En El Impenetrable hay gran cantidad de hectáreas de tierra que pertenecen unas a Wichi y otras a los Criollos y que no pueden ser cultivadas por la falta de de medios como: palas, rastrillos, picos, hachas, machetes y tractores con arador que puedan usar en los campos de grandes hectáreas.

La sequía también es otro factor que influye mucho en la cosecha de los campos, ya que se podría batallar con la implantación de canales de riego, los cuales provengan de los ríos Teuco o Bermejito.

Otro tema es el agua, la mayoría de los habitantes del Impenetrable no cuenta con agua potable, donde si funcionan plantas potabilizadoras pero no llegan a proveer a toda la población, los cuales cuentan con reservorios para juntar el agua de lluvia, la cual luego pasará a su principal medio para su alimentación. Los reservorios consisten en pozos tipo aljibes, en los cuales las casas que poseen techo de chapa les hacen canaletas para poder asi recolectar más cantidad de agua con gran facilidad, pero como muchos no poseen techos de chapa ni pozos, la juntan en baldes y hay casos en que las familias beben el agua de lagunas y ríos muertos.

Sus viviendas, en su mayoría, son de ladrillos de adobe o sino de ramas revocadas con barro y paja, y el techo también de lo mismo pero en algunos casos con un nylon para que no pueda pasar el agua cuando llueve.

Son viviendas muy precarias en las cuales abundan las vinchucas “transmisoras del Mal del Chagas” y que los pobladores no están debidamente informados ni tratados por lo que muchos de ellos no saben o desconocen que la padecen, careciendo de los medios para exterminarlas y combatirlas.

Las inundaciones es otro obstáculo a pasar por los habitantes del Impenetrable, por el continuo desborde y crecidas de los ríos Teuco y Bermejito, los cuales causan grandes estragos a la población del Impenetrable dejándolos totalmente aislados, ¡ya de por si están aislados! (esto que no se tome a mal pero es la realidad) y más aun con las crecidas de ambos ríos, quedan abnegados a todo, porque los caminos en un empezar digamos al mal hablar uno escupe para arriba y no los podes transitar, fácil por una semana.

El río Teuco es el más temeroso por los habitantes del Impenetrable y por la población del Sauzalito cuyas costas están a no menos de diez metros de los lugareños costeros, digamos que en un tiempo atrás y no mucho, el Teuco arrasó a una población entera y hoy en día los habitantes del Sauzalito temen desaparecer como el pueblo vecino sino se hace nada respecto con sus costas.

Con respecto a la alimentación, algunos entre Criollos y Wichi, comen los animales que crían ya sea cerdo, cabras, pavos. No todos tienen animales para criar y hay otros que salen a cazar como vizcachas, charatas (la cual es una gallina salvaje del monte), conejos salvajes, iguanas, también pescan con arpón, es decir, se meten al río hasta la cintura y ahí quedan a la espera de la presa; esto lo implementan los Wichi que bien o mal no pierden las costumbres ancestrales, los cuales poseen una linda cultura y sabiduría.

Entre los Criollos y Wichi hay mucha Cultura e Historia, mucha vida vivida y en si son MÁS ARGENTINOS que nosotros que bien o mal somos descendientes de españoles, italianos, etc.

Los WICHI me hicieron partícipe de un ritual que propiciaron en el corte de ruta por reclamos tales como ya les venía mencionando: Educación, Trabajo, Alimentación, Viviendas y el tema principal: una Salud igualitaria para todos, sin discriminación alguna.

Bueno, esto es lo que viví en mi viaje de apenas un mes, por El Impenetrable, con esto no quiero ofender a nadie ni que nadie se sienta ofendido, es un trabajo apolítico totalmente, aunque siempre se está ejerciendo ya sea en el pensar, en el actuar, una política interna sin partido alguno o ¡SÏ! Ese partido es la gente, la cual realmente necesita de ayuda, no de palabras que son muchas y ¡sí! Ya están cansados de tanto bullicio y pocas nueces!

Desde ya MI AGRADECIMIENTO a los que me dieron una mano ENORME para poder moverme por los distintos lugares del Impenetrable y conocer a esta hermosa gente, las cuales me brindaron su saber, un techo en donde pasar la noche, un plato de comida, un vaso de agua, en sí, a los que abrieron sus puertas para mostrarme las verdaderas necesidades que existen allí.

Desde ya mil gracias por la confianza que me brindaron, a ¡Ustedes mis gracias infinitas!

ISTOJLANOMHEN (BIENVENIDOS)
EZEQUIEL    El límite de la fotografía es nuestro propio límite