¿Qué es la celebración de la Virgen de Urkupiña? *
La celebración religiosa de la virgen de Urkupiña es una tradición boliviana, originada a partir del encuentro de una niña con una virgen y su hijo.
Cuenta la leyenda que una pastora, cuya familia era muy pobre, llevaba unas ovejas a pastar entre los arbustos de un cerro. Un día se presentó ante ella la virgen con su pequeño hijo y le dijo: "…Levanta unas piedras y trasládalas a tu casa…". La niña, obediente, puso unas piedras en su canasta y, con su carga a cuestas, regresó a su hogar. Allí ante sus asombrados ojos, se presentó un milagro: las piedras se habían convertido en plata.
El origen del nombre
Los relatos sobre el acontecimiento permiten conocer lo que da nombre a la virgen. La aparición de la virgen a la pequeña pastora no se realizó una sola vez, sino que por el contrario fueron muchas las ocasiones en las que se produjo este encuentro, que fue narrado por la pastorcita a sus padres. Un día 15 de agosto la niña se encontraba junto a la Señora y su hijo, cuando irrumpieron los padres de la pastora y un grupo de vecinos, quienes observaron cómo la señora y el niño subían lentamente a los cielos. Algunos vecinos, que no podían creer lo que veían, preguntaban: ¿dónde está la señora?, a lo que la niña respondía gritando, señalando con el dedo a la virgen: "Ork'o piña", "Ork'o piña", voz quechua que quiere decir "ya está en el cerro". Posteriormente se dirigieron al lugar donde ordinariamente en su visita la señora tomaba asiento con el niño en brazos, y allí encontraron la imagen de la Virgen María de Urkupiña, nombre castellanizado, que es la que actualmente es venerada desde aquella época y que con el tiempo fue trasladada al templo Matriz de Quillacollo, donde se encuentra en la actualidad.
A partir de este acontecimiento, durante el 14 y el 16 de agosto se congregan en el cerro peregrinos y conjuntos de danzantes de toda Bolivia, que acuden a dar gracias y a elevar pedidos de prosperidad. Durante la festividad, los peregrinos también visitan en el cerro de Cota el lugar denominado el Calvario, sitio donde extraen piedras con la creencia de que según el tamaño extraído de piedra, la Virgen lo compensará en dinero. Además se adquieren objetos en miniatura: pequeñas casas, automóviles, camiones y diferentes objetos que representan los deseos materiales de los creyentes y que según testimonio de los mismos, la milagrosa Virgen concede.
La fiesta, que se celebra en Quillacollo, provincia del departamento de Cochabamba, se ha convertido en una de las manifestaciones folcklóricas más importantes de Bolivia. Esos días se convocan variadas agrupaciones juveniles de danzas autóctonas, a realizar bailando un largo recorrido como una forma de veneración a la Patrona de Urkupiña. Esta singular "Entrada Folklórica" llena de colorido, música, danzas, belleza y fe son dignas de admiración. Miles de bailarines vistiendo elaborados y llamativos atuendos, danzan al ritmo de músicas folklóricas, deleitando a los espectadores con variadas coreografías.
La fiesta de Urkupiña en el sur bonaerense
La celebración de la Virgen de Urkupiña se festeja, en nuestra zona, durante los cuatro fines de semana del mes de agosto. En cada uno de ellos se produce un masivo encuentro de la comunidad boliviana creyente, que asiste a dar gracias y a elevar pedidos de ayuda.
Durante el año 2005 la celebración se realizó un fin de semana en Bahía Blanca, uno en Hilario Ascasubi y otro en Pedro Luro. En cada ocasión, el desarrollo de la fiesta estuvo marcado por la presencia de padrinos, que son los encargados de organizar los diversos aspectos de la jornada.
Concretamente, la celebración consiste en una peregrinación con la virgen desde la casa del custodio hasta el salón central. Allí se oficia una misa, mientras se terminan los preparativos de la fiesta: la comida y la bebida, la música, la filmación, el baile, etc. Una vez que termina el oficio religioso, hay un momento en el cual los fieles se acercan hasta el altar y agradecen y piden personalmente. Luego se almuerza y más tarde empieza el baile. Básicamente, este momento consiste en ir convocando al centro del salón de baile a todos los padrinos de la organización. Una vez que acuden al centro una banda toca en vivo y todos bailan. Antes de la convocatoria a los siguientes padrinos, se ofrece un vaso de cerveza a los que ya bailaron; situación que se repite en reiteradas ocasiones.
Antes y ahora, tierra de inmigrantes
Nuestro país, históricamente, ha sido tierra de inmigrantes. Ya desde el siglo XIX abrió las puertas al ingreso de ciudadanos de otros países. En aquella ocasión, se produjo una importante corriente migratoria del sur de Europa, especialmente de Italia y España. Y esta situación se repitió durante gran parte del siglo XX, dando origen al asentamiento en Argentina de muchos de nuestros propios antepasados.
Esos hechos, conocidos y estudiados por todos nosotros en los procesos de escolarización, han cimentado nuestra identidad como país; al punto incluso de considerar a la Argentina un crisol de razas.
Es así que lo que pasó con nuestros bisabuelos y abuelos hace más de cien años, parece reiterarse con una gran cantidad de hermanos bolivianos; que tal como hicieron nuestros antepasados, vienen a este país buscando una mejor calidad de vida.
Cosecha, cebollas y lágrimas (de fe)
La características socioeconómicas de la región sur de la provincia de Buenos Aires (fundamentalmente de los municipios de Villarino y Patagones), hicieron que de un tiempo a esta parte llegue y se asiente en la región una gran cantidad de personas en búsqueda de trabajo, sobre todo en la época de la cosecha del principal cultivo de la zona: la cebolla. Esa corriente migratoria es en su mayoría del norte, ya sea de provincias como Salta o Jujuy entre otras, como así también, y en gran número, de Bolivia.
Estas personas que llegan a la zona no vienen solas. Emprenden el duro viaje con sueños, esperanzas y una valija cargada de rasgos que le son propios: desde sus vestimentas hasta sus hábitos alimentarios; desde sus tradiciones y sus ritos hasta su forma de entender el trabajo y la vida misma.
Estos características identitarias emergen con singular relevancia en las fiestas populares y en las manifestaciones de fe; espacios en el que los pueblos parecen expresarse con mayor autenticidad.
Nos parece importante registrar este tipo de acontecimientos; porque en ese relato se pone en juego un discurso que hace foco en una gran cantidad de personas que aún creen, que tienen esperanzas y que manifiestan su gratitud; incluso a pesar de las desdichas cotidianas.
Y también porque este trabajo contribuye a dejar registro de esa expresión de fe; registro que con el tiempo será memoria y relato, será descripción que explique, que nos permita compartir y nos ayude a entender quiénes somos…
* Lic. Fernando Cardarelli
Fuentes Consultadas: