Los rostros de la desesperanza / M.Rico
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Marcelo Rico
Sunchales, Santa Fe, Argentina
http://www.marcelorico.com.ar Volver Nací en Santa Fe el 13 de febrero de 1966, en el seno de una familia trabajadora y humilde, criándome en un barrio tradicional de la capital provincial como es Guadalupe.
Mi juventud se desarrollo con pasión por los autos de carrera, las matemáticas, la física, la ingeniería, el intelectualismo a ultranza, la docencia, la política y el precio de vivir lo más libremente posible.
Laboralmente me desempeñé en los más variados campos y cargos, algo que con el tiempo fue fundamental a la hora de conocer a la gente.
Algo de pronto cambio mi vida en forma inexplicable, y en 1992 empecé a estudiar fotografía, completando la carrera dos años después.
Esta profesión me introdujo en un ambiente completamente distinto al que yo había frecuentado hasta entonces, empecé a mirar a la gente de otro modo, a comprometerme con ella y a estudiarla de distintos ángulos, como la psicología, la psiquiatría, la sociología, la estética, etc.
El hombre que me marcó una forma de trabajo y hasta mi vida fue mi amigo Costamagna quien junto a mi viejo me hizo respetar y valorar por sobre todas las cosas la palabra, el trabajo y la dignidad.
Fotográficamente no puedo dejar de agradecer a todas esas personas que me enseñaron y me aconsejaron, pero indudablemente Daniel Olmedo, marcó en mí la gran mayoría de mis conocimientos y el enorme respeto que le tengo a la fotografía. Dedicó siete años de su vida a transmitirme parte de su sabiduría, incluso antes de fallecer no dejó minuto aprovechable por repasar o enseñar algo que le venía a la mente.
Como fotógrafo desarrolle actividades en todas las ramas: social, reportaje gráfico, publicitaria, retratos, investigaciones, sintiéndome más cómodo con el trabajo en estudio.
He tenido la suerte de poder expresar mi pensamiento, sin duda una posibilidad sin igual, la posibilidad de hablar por los que no tienen voz, y en los más prestigiosos lugares, ha sido un honor que ha traído reconocimiento a mi silenciosa labor.
Le estoy profundamente agradecido a la fotografía, me basta haber producido algunas imágenes que me agradan y espero realizar muchas más.
El límite de la fotografía es nuestro propio límite