Personajes - Paisajes / C. Valcarcel
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"Personajes - Paisajes"
Carlos Valcárcel Gay
Lugo, Galicia, España
c.valcarcel@mundo-r.com Volver El estilo de mi fotografía, es sorprender lo más realmente posible los personajes y las circunstancias del paisaje. Por lo que, procuro no intervenir con mi voluntad, en ningun caso ni alterar digitalmente ninguna característica; o sea ser un poco notario de de la realidad. Salvo en un solo retrato, de mi hija, que titulo Madona, que he intervenido en el positivo, recortando su imagen, haciendo una reserva circular.
Cuando, en contadas situaciones solicité el permiso de la persona retratada, me surgieron algunas anécdotas, tal como la niña (7 años) del bolso, que le dije si quería que regalase una fotografía, si le hacía un retrato. A lo que me dijo que sí, pero que esperara un poco y se marchó hácia una casa cercana, desapareciendo. Me dije: En mi vida vuelvo a pedir permiso, al ver que había perdido la foto, creyendo que la niña no volvería. Pero cual fue mi sorpresa, regresó, pero con un viejo bolso. La eterna presunción femenina, ya le decía, que se había que adornar. Me redondeo la foto.
En otro caso, paseando con la máquina en ristre, me a la altura de unas ventana, con la escena de una habitación, repleta de baratijas y una señora sentada con la única compañía de un gato. Le pregunté si quería que le regalase un retrato (era mi técnica, para interesar a la gente), a lo que asintió, pero levantándose y acercándose a la ventana. Yo mal intencionado, lo que quería era el ambiente, le dije. "Déjese sentada, que la máquina alcanza hasta ahí". Hice la foto. Luego le pregunté por sus cosas tan bonitas. Me dijo que era la madre de dos emigrantes y que todos los años, en fechas señaladas, le enviaban regalos, que ella con orgullo, le gustaba que los viera todo el mundo.
Las señora de edad, que dan unos pasos de muiñéira, creían, por que así se lo dije, a su pregunta, que la máquina era un transistor (novedad para ellas), y le dije que bailaban lo haría sonar. Solo poner la postura de iniciar el baile, las fotografié.
Y así, en infinidad de fotografías.
Carlos Valcácerl Gay
El límite de la fotografía es nuestro propio límite