Aniceto de Favio / J. C. Villarreal

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"Aniceto de Favio"

Juan Carlos Villarreal

Buenos Aires, Argentina
juancarlos@jcvillarreal.com.ar
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"Aniceto" de Favio en las fotografías de Juan Carlos Villarreal

"Amigo mío: Te saludo en el día de tu muestra. Yo te agradezco por todo lo que nos has dado, nos das y nos darás. Tu mirada maravillosa ha sabido captar -como nunca nadie- mis momentos de júbilo, de cansancio, alegría o tristeza, de entre el vértigo de mis filmaciones. Dios te bendiga con amor y salud, amigo mío; persona amiga y querida, artista maravilloso, ¡DULCE AMIGO!" 
Leonardo Favio

En junio, finalmente, se estrenó el ballet cinematográfico “Aniceto”, del genial cineasta Leonardo Favio. 120 personas trabajaron para darle forma a este drama, en cuyo equipo de colaboradores trabajó Juan Carlos Villarreal, responsable de la fotografía fija del film como antes lo había sido en otras producciones de Favio.

 

Un director de culto

Su verdadero nombre, Fuad Jorge Jury, pero para todos es Leonardo Favio. En su biografía se dice: “Nació el 28 de mayo de 1938, en la localidad de Luján de Cuyo, de la Provincia de Mendoza. En un barrio pobre y complicado, donde soportó el abandono de su padre. Pasó gran parte de su infancia internado; conflictivo, siempre escapó o se le expulsó. Una serie de robos pequeños le llevó incluso a la reclusión carcelaria. Estudió un tiempo como seminarista y más tarde intentó alistarse en la Marina: duró poco y se marchó con el mismo uniforme que le sirvió para pedir limosnas en Retiro. Su madre, escritora de radioteatros, solía conseguirle “bolos” (pequeños papeles escasamente remunerados) en Mendoza; etapa en la que además comenzó a preparar sus primeros libretos”.

Luego vendría su vida ya pública de actor y de director de cine con el padrinazgo de Leopoldo Torre Nilsson y más tarde, cantante. “Fuiste mía un verano” con un millón y medio de discos vendidos, “Ella ya me olvidó, yo la recuerdo ahora” y tantos otros, están incorporados a la memoria colectiva.

“Crónica de un niño solo” (1964) y “Éste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más...” (1966), pasaron a ser cine de culto. Después vinieron “El dependiente” (1969), “Juan Moreira” (1973), “Nazareno Cruz y el lobo” (1975) y “Soñar, Soñar”. Al producirse el golpe de 1976 se fue al exilio y regresó recién en 1987. En 1993 realizó “Gatica, el mono” y en 1999 “Perón, sinfonía del sentimiento”.

Del “Romance del Aniceto y la Francisca” los críticos la han señalado como la mejor película de toda la historia del cine argentino, con la actuación de Federico Lupi, Elsa Daniel y María Vaner. El tema ahora lo retoma en “Aniceto” en forma de ballet con la actuación de Hernán Piquin (Aniceto), Natalia Pelayo (Francisca) y Alejandra Baldino, (Lucía).

Totalmente filmada en 35 mm (película Kodak Color Vision 2), fue realizada en el Hangar 3 del Área de Material de la Fuerza Aérea Argentina en Quilmes, en un espacio de 40 por 60 metros. El piso tuvo que ser elevado 50 cm para disponer de una superficie de mayor flexibilidad donde los bailarines pudieran expresarse.

Según el cuento “El cenizo” escrito por Jorge Zuhair Juri, hermano de Favio, sobre el cual se basa el filme, los hechos suceden en Luján de Cuyo y, para crear una ambientación más fiel a la realidad se tuvieron que contratar personas especializadas en construcciones de adobe. Ellos fueron los que hicieron la casa de Aniceto y el Club Social, por ejemplo. Los álamos se los hizo de manera artesanal, hoja por hoja, y luego atadas con alambres. Ana Cravotto y su equipo de Teatro Colón pintó doce cielos diferentes de 40 por 10 metros, empleados en las diferente escenas.

La filmación demandó ocho semanas y el equipo estuvo integrado por 120 personas, uno de ellos fue Juan Carlos Villarreal que, como lo mencionamos, ya había trabajado con Favio en “Gatica, el Mono” y, desde 1994 hasta 1999, en “Perón, Sinfonía de un Sentimiento”. En esta oportunidad dejó el 35 mm para pasar a emplear una Canon EOS Rebel con objetivos de 18-55 mm y 80-200 mm, habiendo trabajado con con un ajuste de ISO 800.

A. Becquer Casaballe

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