Kosovo / Roser Vilallonga

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Roser Vilallonga

Barcelona, España
http://www.roservilallonga.com
 Volver Nací en una clara noche de abril de 1960, por lo tanto el nuevo siglo me pilla con aires de cuarentona.

El concepto fotografico de mi infancia lo ocupó una instamatic con cubo-flash, hasta que un dia, recién cumplidos los 16, descubrí escondida en un cajón una camara de fuelle que mis padres ya no utilizaban porque era muy dificil de manejar y a veces las fotos no salian, esa dificultad en forma de luz, diafragma y obturador me cautivó hasta el punto que decidí que queria ser fotógrafa.

El primer obstáculo fue mi madre, que sabiamente dijo: no, que los fotógrafos se mueren de hambre... es mejor que estudies una carrera. Absolutamente nada que reprocharle, ya que a grosso modo tenia razón.

Asi que la fotografia se convirtió en un hobby donde refugiarme, hasta que en plena crisis de los 30 me dije: ahora o nunca y asi empecé poco a poco, con esfuerzo y dedicación mi andadura profesional.

Debo reconocer que tuve la suerte de estar el instante preciso en el lugar oportuno, y que el apoyo de la familia, los amigos y compañeros fue y es mi piedra filosofal.

En la actualidad formo parte del equipo de fotógrafos de La Vanguardia. Anteriormente he colaborado con diversos periódicos y revistas como El Periódico, Claro, Tribuna o Capalera.

Creo en el fotoperiodismo, es el reportaje lo que me permite expresar sentimientos que reflejen lo que sucede a mi alrededor.

Me interesa el ser humano con sus alegrias y tristezas, con sus miserias y grandezas, intento que mis reportajes den a conocer realidades que a menudo olvidamos sumidos en la contemplación del ombligo de nuestra vida moderna, globalizada y consumista.

En este aspecto destacaria los reportajes del Hospital de Peracamps, Bellvitge, de discapacitados psiquicos y fisicos, de los campos de desplazados zapatistas en Chiapas -México-, de los campos de refugiados de Albania durante el conflicto de Kosovo, de la situación de los inmigrantes sin papeles en El Ejido y en Barcelona, y el la lucha diaria de los cubanos para sobrevivir.

Roser Vilallonga    El límite de la fotografía es nuestro propio límite